“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

MIKEL ERENTXUN; LA ETERNIDAD AL PORTADOR.

Durante dos horas conseguimos olvidar el Real Sociedad-Osasuna, una guerra por Ucrania, y un carnaval que convirtió los aledaños del Kursaal en San Sebastián, en una ratonera guapa. Eso es lo primero que nos pidió Mikel Erentxun al comenzar el concierto, y lo hicimos, vaya que si lo hicimos, además a mí, disperso como soy, me pareció una idea brutal.

Mikel Erentxun es capaz de todo esto y mucho más. Porque con sus recién cumplidos 57 años y más de 35 desde que salió “Por Tierras Escocesas”, volvió a llenar un auditorio como el Kursaal en San Sebastián, volvió otra vez a poner al público en pie a mitad de concierto y a dirigir el micrófono a sus fans para que cantáramos sus temazos, como en aquel concierto inolvidable en el Victoria Eugenia que duró tres noches y catorce años después, todavía no ha terminado.

El “eterno adolescente” le escribían en mi Diario Vasco, en unas páginas que ya calentaban la noche del domingo. Unas columnas de brazos abiertos, de gratitud a la vida y al trabajo, y a sus amigos de guardia. Una declaración de intenciones de llamar al ascensor para descender al filo de otra edad “De espaldas a mí”. A la edad de “Una calle de Paris” en acústico o “En algún lugar” y “Esos ojos negros”. 

Una vida plena, que le ha llevado a hacer ahora sus mejores discos, los tres últimos, en los que escribe todas las letras y es capaz de tocar todos los instrumentos. Y lo digo yo, que soy ultrafondista y fan a matar, pero también lo dice él, y las críticas, y las nominaciones a los Grammy.


Esta trilogía de “CORAZONES” bailando “El último vals”, “EL HOMBRE SIN SOMBRA” con sus “Libéluas” y “EL ÚLTIMO VUELO DEL HOMBRE BALA”, a la que Mikel le da un giro brutal en la canción “Donde estabas tú ahora estoy yo” cuando dice “al hombre bala aún le queda un último vuelo”, se ha convertido en la historia de la vida de Mikel, como vivir en un punto y seguido eterno, como estar instalado en las segundas oportunidades que siempre salen bien. Vida plena, que le hace sonreír con su guitarra, en un pequeño local delante de cien personas y en el Kursaal ante 1800.

Mikel con este “amigos de guardia”, ha conseguido hacernos volver a los temas más “Duncan” pero también ha dado luz a unos temas que eran “cara B” de sus discos en solitario y los ha puesto en primera fila. “Intacto”, es un tema convertido en himno para mí, y para los pocos fans de este blog, es un lugar de amor eterno por el que no pasan los años, una letra tremenda de Rafael Berrio, un sitio en el que los instantes buenos de la vida se quedan para la eternidad. Casi nada.

Instantes que sortean el tiempo, como Diego cantando con Mikel “Quién se acuerda de tí”, juntos los dos otra vez en el escenario, para hacernos volar a los conciertos en el Pabellón Anaitasuna, a un colegio de Zarautz, aunque mi primo Jesús no se acuerde y a quince mil quinientos sitios más.

Y así de contentos y felices salimos Irache y yo del concierto, y nerviosos, también salimos nerviosos, porque descender al filo de otra edad tiene estas cosas, que hace tambalear el cuerpo y el alma hasta que la cerveza tostada va haciendo su efecto, para llevarte a la cama, poco a poco, y devolverte por la mañana a las tres playas de San Sebastián, vistas desde las zapatillas y el guitarreo loco de la Gibson de Mikel.

Media fuga guapa, con un conciertazo que recordaremos, quizás no tanto como el anterior en Zaragoza, con sus “Libéludas”, ese sueño azul de dos dispersos sobre el escenario, pero sí lo recordaremos como una prueba de que los instantes buenos se quedan para la eternidad y que algunas veces hasta tenemos la oportunidad de repetirlos. La eternidad al portador.


Muchísimas gracias Mikel Erentxun, en tu sombra todo está a punto de empezar.

Willow

Como estoy muy venido arriba, el tema de hoy va a ser un "mini concierto" de Mikel, en el Museo Reína Sofía, en septiembre del año pasado. Son sólo 20 minutos y cinco canciones, pero es un resumen maravilloso de su disco "Amigos de guardia". En un formato de guitarra acústica más piano, que hacen de "Intacto" la canción perfecta.