En el alto de Abínzano, después de una subida al tran tran, la que corresponde a una noche tremenda, les intentaba explicar a nuestros pequeños cadetes, que un amigo es el que te llama para preguntar qué tal estás, para regalarte su tiempo y abrirte los brazos como en el temazo de “Todas las flores” versión la película de “La llamada”, que es la mejor versión de la canción.
No sé si lo entendían o no mis jóvenes compañeros de bici, quizás esperaban que les hablase de su ascensión, pero yo les hablo de las llamadas de los amigos, de eso y muchas cosas más y algunas veces, veo que me miran con atención y pienso que algo les queda de todo esto. Que quizás esta fábula de los buenos amigos, la felicidad de cantar mientras corres lloviendo junto a ellos en Salou, o un salto sin red en la presa de Roncal, pueda ser una de las grandes cosas que les podamos enseñar, algo mucho más difícil que la cantidad de hidratos de carbono por hora en una carrera, que para eso ya están los libros, algo parecido a una marca del Villavés que se lleven para siempre y que recuperen cuando sean ellos los que pongan los dorsales a otros, como un abrazo que viaja por los años de nuestro club a través de nuestros corredores.
Hace una semana, el domingo por la noche, la previa un lunes de esos que ya nacen muertos, Fredi, mi amigo de guardia, me hizo una de esas llamadas que hacen los que te quieren bien, una llamada de brazos abiertos, tan abiertos que cinco días después, el viernes 19 de enero, estábamos los dos en Baluarte, celebrando los 40 años de Duncan Dhu, los 60 de Mikel Erentxun y los cuatro que llevamos temblando por las cunetas al paso de nuestras criaturas, amigos de guardia ellos también.
Había motivos para celebrar, siempre hay motivos, pero el viernes había que darlo todo y lo dimos, ¡vaya que si lo dimos! Nosotros y Mikel, que se pegó un repaso a los Duncan Dhu más ochenteros del mundo y fue muchísimo más allá, porque por fin pude escuchar temazos como “Amarga”, “Desnuda” y el “El rio del silencio” en un acústico que aquello fue uno de los grandes momento del año.
Eso y todo un repertorio mejorado, con un aire a los sesentas y setentas que tanto le gustan a Mikel, con un “Capricornio” de inicio y sus clásicos del final para hacer temblar el auditorio. Y un sinfín de temas, que como dice mi amigo Jesús Caso, “ya no son canciones, son himnos”.
A la salida, emocionados los Escorzos, Belcos y compañía, el núcleo duro de Mikel Erentxun aquí en Pamplona, conmigo y con un Fredi que ya cuentan que es el fan número dos de los Duncan Dhu, todos juntos saliendo de un regreso a nuestra adolescencia y celebrando las sesenta vidas de Mikel, el mejor hombre bala que nunca deja de sorprendernos.
Y después, con mi tendencia natural al error, me fui con todo el subidón del concierto a la barra libre de la fiesta de navidad del curro, a seguir celebrando hasta que poco a poco me fui olvidando de todo y de tanto olvidar, olvidé en qué farola dejé candada mi vieja bicicleta de calle, para volver andando a casa entre nubes de olvido y vapores de alcohol.
¡Pobre cadetes! Les podía haber tocado un director guay, uno de esos que les habla de excelencia, superación, sufrimiento y sacrificio para llegar a lo más alto de mundo mundial, de compromiso y de hacerse hombres o qué sé yo, pues no, les toca uno que les habla de las llamadas más abrazables de la historia, les hace escuchar villancicos en Julio y les pone a vender camisetas para llegar a Port Aventura, y ya después, algunas veces, también les habla de ciclismo.
Gracias Fredi y Maite, ahora, además de tener a medias una rotonda en Argeles Gazost, un triunfo en Mutriku y unos kilos de pistachos, también tenemos un concierto, unos hijos que ya son amigos de guardia y un futuro sin gravedad en torno a Mikel Erentxun, el mejor hombre bala de la historia.
Willow
Ahora sí, la siguiente parada Calpe, y después de Calpe una concentración de cadetes y junior a mitad de Enero y tres semanas más y arrancamos la temporada, y así suma y sigue y tira “pa`lante” que empujan atrás, porque no pensamos parar ni para tomar impulso, no vaya a ser que nos de por pensar, por hacer balance o por ordenar nuestra vida y nos hagamos mayores así de repente, y empecemos a llevar paraguas cuando llueve y a descansar el fin de semana, o peor, a buscar la excelencia deportiva en la adolescencia…..buff deja, deja…
Para el temazo de hoy, vamos con “Desnuda”, una de las canciones olvidadas de Duncan Dhu, de las de “cara B” cuando la música se escuchaba al filo de otra edad. Un temazo que ha recuperado Mikel para esta gira. Como nuestro eterno “Intacto”, también un “cara B” convertido a exitazo en el disco de “Amigos de guardia”. Una canción que cada vez me gusta más y que ya corre conmigo por la murallas al amanecer.