“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

LA VUELTA A PAMPLONA: UNA CANCIÓN PENDIENTE PARA CERRAR CUENTAS SOÑADAS

“Le debo una canción al compañero, al compañero de riesgos, al de la victoria, le debo una canción de canto nuevo, una bandera común que vuele con la historia”.

La meta de Ororbia le debe una canción al bueno de Imaz, una canción como una vela inflamada en vientos de esperanza, igual que el sueño de Silvio Rodriguez, le debe una canción con unos acordes de victoria, o por lo menos de pelea justa, porque para lo injusto ya está su caída, el mal paso de cebra elevado y el entrar en meta andando con la bicicleta en la mano.

Las cuentas abiertas que deja una vuelta ciclista de categoría junior, que se mira en el espejo equivocado del profesionalismo mientras los corredores hacen fila para firmar en cada salida, como en el colegio. Unas cuentas que para la mayoría se quedarán así, abiertas, como las heridas de Imaz, y que para otros la vida les dará la oportunidad de cerrarlas en el 2026.

Para nosotros, para Miguel y su familia del Vizcay, que es nuestra familia cada fin de semana, la vuelta giró como siempre, sobre doscientos kilos de pistachos, y cientos de deseos de cosas imposibles que mandábamos a la mierda cada vez que veíamos entrar en meta a cada una de nuestras primaveras.

Aunque a Miguel le deban una rueda trasera y al bueno de Javi una muñeca nueva por una caída que no debió existir nunca. Y cuentan que a Iñaki los jueces le deben un buen puñado de segundos en forma de maillot de primer pamplonica. Pero da igual, el maillot era muy feo y Javi jugará y ganará el partido de vuelta el año que viene, y quizás termine de ganar los sprints especiales y sea primer pamplonica y navarro y entonces Iñaki y Miguel estarán en paz, porque esto es un equipo y la herida de Javi nos duele a todos y todos ganamos la meta volante de Mendigorria y celebramos la determinación de Alvaro terminando siempre todo contra viento y marea y con una sonrisa por bandera.

Y para ello, ahí detrás como siempre, los mejores entrenadores de la historia, porque si el Cafenasa es el mejor equipo de la historia y Cano el mejor amigo, los entrenadores que tenemos vuelan muchísimo más alto que cualquier estrategia al ataque por Artazu. Tan altos que se anticipan a los peligros del recorrido, que dibujan el abrazo perfecto y comparten la lágrima cuando merece la pena llorar. Preocupados por los que corren la vuelta y por los que no han podido correrla, por todos. Hacen más de lo que pueden y lo hacen muy bien, por eso los padres les debemos una canción y el club otra, porque nosotros estamos de paso y el club es eterno y en ellos está la continuidad de la esencia del camino del chaval con su bicicleta. Esa que ha hecho cumplir al club 50 palos este año.

Y yo le debo otra vez a Eneko, la compañía de los nervios cada etapa, ya somos equipo de vuelta y viajamos tan bien, que hace un par de semana nos metimos 200 kilómetrazos los dos, mano a mano con nuestras bicicletas, y algunas veces se apunta a la fiesta del Cafenasa los domingos, porque con los cadetes cada carrera es una fiesta y pensamos seguir así siempre.

La vuelta a Pamplona, más vieja que las murallas de Ávila, pero igual que la que ganó Javier Baigorri hace ahora mil años. Yo no la conseguí correr nunca, me quedé fuera del equipo, entonces también era hombre bala, pero muy bala, así que no conseguí estar en la salida, pero también era un chavalillo de club y de equipo, y me fui con mi director, Sagasti, el mejor director de la historia, en el coche de carrera para ayudarle. El resto ya sabéis, 16 años de entrenador y ahora vuelta a la casilla de salida, feliz, para cerrar cuentas soñadas yo también, con Jagoba, Julen, Oihan y Alex, lo mejores cadetes de la historia.

Vamos cerrando este blog de cuentas pendientes. Creo que el clan de padres que cada fin de semana nos hacemos nuestras series en zona 5 desde cualquier cuneta, nos debemos un día tranquilo, un día en el que podamos tomar un helado con el estómago abierto de par en par, sin una nevera cargada con botellines y un rutómetro que seguir. Sin emisoras que canten desgracias ni jueces que retiren a traición. Un día en el que las únicas batallas sean las de Igoa de sus años de juvenil, los botellines sean de cristal y las barritas sean de chocolate con forma de palmera, pero de las palmeras buenas, las que molan, las de los “Jagobas”, la familia más feliz del mundo al otro lado de la valla en torno a una bicicleta.

Ahora sí, os dejo con las cuentas soñadas de Silvio Rodriguez. Estaba claro el temazo de hoy, pero bueno, así dejo pendiente a Mikel Erentxun y su “Si no es por ti”, con ese follón de ideas, de obsesiones personales, de amaneceres y café y de cosas chulas. Un temazo raro que me gusta muchísimo.

Os debo una canción.

Willow


“Le debo una canción a lo imposible, a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza, le debo una canción indescriptible, como una vela inflamada en vientos de esperanza”