“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

MIENTRAS ESTEMOS JUNTOS TODO IRÁ BIEN

Por causas y azares, que no vienen a cuento, ando otra vez con un ojo en la saga de la película de Toy Story. Se que no queda muy bien así en un blog centrar el tiro en esta película, no hay paisajes como en “Bailando con Lobos” o “Memorias de Africa”, ninguna batalla épica tipo Braveheart, nada de actorazos oscarizados de Hollywood como nuestra saga familiar de “El Padrino”, ni siquiera un guion con unas frases brutales, como nuestro querido “Forrest Gump” de esas con las que tirar en los títulos de las actividades de Strava. No, No hay nada de eso. De la banda sonora mejor ni hablar, porque se reduce a aquello de “Hay un amigo en mí” y punto.

Pero el caso es que la peli y Andy, su protagonista, han vuelto a ocupar mi imaginación últimamente. Pero no el Andy niño de las primeras películas, no. A mí el que más me gustó fue el Andy pre-universitario, el de la tercera parte de la saga. El Andy aburrido de su madre y de sus juguetes, el que va cerrando en cajas la parte más feliz de una vida y se va preparando para la que viene, el que pasa de negar su infancia a jugar con ella en cinco segundos, el adolescente de libro más abrazable del cine mundial. Ese es el Andy que me encanta.

Probad a ver la saga de las películas y si no tenéis tiempo ni ganas, podéis poner sólo la tercera parte. Os recomiendo, además de las palomitas, media docena de paquetes de kleenex y un par de birras para que lleguéis al final de la película, al momento que Andy se despide de Buzz y Woody, a punto de colapso, más o menos como se suele llegar al final de Forrest Gump, cuando Jenny se despide confesándole a Forrest que le habría encantado estar con él en sus aventuras y Forrest cierra la conversación con un “estabas”. Inigualable Forrest.

Son películas eternas, que vienen y van y da igual que te pillen con diez años, con cuarenta o cuando me toque soplar los cincuenta palos dentro de muchísimo tiempo. Son y serán un éxito total.

De lo que viene después en Forrrest Gump es la vuelta a la parada del autobús escolar allá por Greenbow Alabama, con su hijo dispuesto a empezar la caja de bombones de su vida, pero nada más. Tampoco sabemos cómo le habrá ido a Andy en la universidad, si terminó la carrera o lo mando todo a la mierda y se hizo influencer. Y qué fue de Buzz y Woody con su nueva mejor amiga de juegos de vuelta también a la casilla de salida, como Forrest.

Hace tiempo que escribimos por aquí que septiembre era un gran mes, el comienzo del cole, el final del verano y sus calores, las mareas vivas en San Sebastián, las fugas de final de temporada con Adrian hacia el mediterráneo, el discazo de Mikel Erentxun hecho a piano y corazón, mi cumpleaños de infancia y adolescencia con los Sauledas por Salou….supongo que en septiembre todo está por escribir todavía.

Pero estamos en Junio y no me gusta, aquí todo está por terminar, por cerrar, imagino a Andy todo estresado terminando el curso con una decisión que tomar sobre su futuro sin tener nada claro, con Buzz y Woody tirados en un cubo en su habitación. Pinta mal el tema. Pero quizás Andy se niegue a ser mayor y de vez en cuando vuelva a la casilla de salida de sus juguetes, para volver a la infancia, que según dice mi viejo, es la patria de cada uno. No lo sé.

Mucho ánimo Miguel con todo. Estaremos por el camino con botellines y algún gel con buena carga de hidratos, y luego en Meta para volver a celebrar contigo otra etapa más.

Willow