“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

ATANDO CABOS

Nunca me ha parecido bien que se le atribuya a factores como el valor, la fuerza, la locura o directamente algo tan manido como “los huevos que se le echen al tema” la consecución de una prueba de larga distancia o un reto de muchas horas.
Tristemente, todos estos argumentos se utilizan para vender la aventura o el reto y por lo que estoy viendo funciona bien, pero si realmente dejas a esta suerte una prueba de larga distancia estás cometiendo un grave error.
Este año a mí me está tocando mimar todos los detalles posibles para intentar llevar a cabo la prueba de Austria, para intentar terminarla, nada más y nada menos. Los datos de la carrera lo piden a gritos: 2.200 kilómetros, 31.700 metros de desnivel acumulado, y modalidad CRI, es decir sin ir en grupo, ni a rueda de nadie. A todo ello debemos añadir que la prueba pertenece a la Copa del Mundo y que no vale con terminar en veinte mil horas. Tenemos tres puntos de corte durante la prueba que si te descuidas con la media te mandan para Pamplona y no es plan de volver antes de tiempo.
Así que además del entrenamiento específico de ultrafondo que estoy llevando se me ocurrió contar con un fisioterapeuta en el equipo de apoyo y contacté con Óscar Morales. Óscar es un chico que está acabando en Barcelona la carrera de Fisioterapia. Le entrené en sus años de escuelas de ciclismo en el Club Ciclista Villavés y con él he mantenido relación estos años.
Por suerte para mí, Óscar no solo se limitó a venir a la prueba conmigo sino que desde el minuto uno comenzó a buscar información y a estudiar casos y datos de este tipo de deporte extremo. Así, con sus veintidós años, se hizo una pregunta más propia del biomecánico de Crish Froome, ¿qué puedo aportar en Austria además de dar masaje? Manos a la obra. Contactó con Ander Zulet, propietario del centro de Fisioterapia y Psicología Kunap. Óscar le tiene en una gran valía y trabajaron en la gestión de la carrera desde el campo que ellos dominan. Otra ventana nueva que se me abría este año. Gracias a ese trabajo, le hemos puesto nombre a las cosas que me pasaban o que pueden pasar durante las pruebas de larga distancia y, lo mejor, hemos conseguido parametrizarlas para poder medirlas en carrera, poner los remedios sobre la marcha y que no te lleven al abandono.
Se han centrado en prevenir esas situaciones que te llevan a dejar la prueba. Tenemos claro que vienen de una fatiga que llaman central y que no se refiere a una simple bajada de azúcar (fatiga periférica). Basándonos en cuatro pilares:
1. Aumento de las concentraciones de Triptófano (somnolencia, falta de atención, etc)
2. Disminución de la dopamina (lo que nos hace venirnos arriba).
3. Disminución del oxígeno en el cerebro.
4. Temperatura corporal. El estómago funciona a dos grados más que el cuerpo, se considera que por encima de 41 deja de funcionar.
Esto es el resumen del resumen, pero en función a estos pilares podemos vigilar con datos objetivos la temperatura, la saturación de oxígeno y el ph de la orina. Simple, pero me parece un paso de gigante en cuanto a prevenir los peligros de la larga distancia.
Una de las ideas en la que hace hincapié Ander es en conseguir la actitud de cuando duele un dedo. Sabes que es por el golpe que te has dado y no cuando desconoces la causa del dolor. La gozada de todo esto es que no son ideas, son resultados y demostraciones, son datos y son las respuestas que uno necesita en las carreras.
Muchas veces, al hilo de la entrada de este blog, leo verdaderos estados de agonía y sufrimiento a los que la gente llega en este tipo de pruebas y que luego milagrosamente tienen una recuperación asombrosa. Después, continúan como si nada. He leído todo tipo de desvanecimientos, desvaríos varios y pérdidas de nociones, todo acompañado con fotos impactantes tumbados de noche en cualquier carretera y muchas mantas térmicas. Para la épica, viene muy bien, pero no lo veo. Creo que dentro de cualquier preparación bien hecha se debe contemplar cómo evitar llegar a ese punto; primero, por nuestra salud y seguridad, y segundo, porque de ser así no hemos hecho bien los deberes, no estaremos preparados para ese reto y no deberíamos haberlo afrontado.
Nunca sabes cuando el cuerpo te va a mandar a casa pero cuidado, en la larga distancia, normalmente no tienes una segunda oportunidad, si te rompes te rompes y no acabas. Punto. Es cierto que puedes corregir sobre la marcha el sueño leve, o alguna molestia puntual, pero cuidado, cuando uno tiene un problema grave, adiós.
Por eso, es una garantía poder controlar estos aspectos que son fundamentales para evitar una rotura de nuestro cuerpo en el Ultrafondo y poderlos controlarlo de forma real, con datos y no con sensaciones.
Seguimos atando cabos!
Dedicado a Jon Sanchez en el día de su cumpleaños.
FOTO: Oscar Morales y Ander Zulet trabajando en Kunap.