Dicen que por el grupo de Orkuci andan todo chulicos, el motivo debe ser que la eterna ilusión sobre la bicicleta, Joaquín Unzué, se ha metido 30.000 kiómetrazos durante el año 2024. Con ilusión, claro, y con su Canyon y sus amigos de guardia entre semana y sus más amigos de guardia de fin de semana. Porque Joaquín sólo tiene amigos, es tan perfecto que algunos amigos, como yo, le odiamos con mucho cariño.
Estoy seguro que lo tenía en mente cuando empezó el año, hace ahora mil años para mi hijo Miguel, porque a su edad el tiempo pasa tan lento como la nieve, sin embargo para los que sumamos más años, fue prácticamente ayer cuando en enero, Joaquín puso su cuenta a 0 y comenzó a devorar kilómetros como si no hubiera un mañana, porque para nosotros el tiempo pasa tan rápido como Ibai Azanza subiendo el puerto de Erro, a toda leche. Y a falta de que mi amiga María consiga la manera de robarle tiempo al tiempo, el resto nos tiramos a vivirlo, a aprovecharlo, a disfrutarlo, y en eso Joaquín tiene un Máster, o dos.
Y en estos días que han durado un año, Joaquín ha seguido avanzado en el maravilloso mundo del Ultrafondo, que no es otro que la felicidad de dar pedales, de salir de la manida zona de confort para volver a encontrarla arriba del Tourmalet a las cinco de la madrugada temblando de frío, o subiendo 20 veces seguidas el puerto de Opakua sin parar. Su particular “confort” y felicidad compartida con asociaciones sin ánimo de lucro que hacen justo lo necesario, que le dan sentido a su pedalada. Una de las ideas que le traen de cabeza a Joaquín los últimos años, los “kilómetros por una buena causa” (KBC) de mi amigo Adolfo allá por Toledo, con el sello Unzué aquí en Navarra. Lo que le ha llevado hasta Cambrils, Santiago de Compostela o el Tourmalet y suma y sigue.
Chulicos sí, chulicos los de Orkuci con el calendario del 2025 recién estrenado, para mesa y pared, ¡al loro!, que son así de elegantes. Un calendario lleno de marchas, salidas y fotones de ahora y de antes, porque a los de Orkuci a fotones no les gana nadie. Un calendario con un buen puñado de días por escribir con ilusión para Joaquín, donde pinta que en Junio se vaya con su Canyon a Figueras, que siga contando viñedos allá por Etxauri, que su rodillo mágico le lleve hasta Watopia y que continúe “poligoneando” por Orcoyen, porque está prohibido dejar una salida en 98 kilómetros, mucho mejor redondear a 100, 200 o 300. No hay color.
Y con esta locura de kilómetros y de tiempo, de días que duran una vida y años que vuelan a toda leche, me vuelvo a ir a mi pequeña Race Across América, los 5000 kilómetros y 11 días más intensos de mi vida, la eternidad que se fue en apenas 266 horas, el punto final del vuelo del hombre bala sin opción a unos puntos suspensivos. Y no veo otra persona como Joaquín, capaz de disfrutar tanto como lo hice yo de semejante disparate de prueba, y por eso, siempre es un acierto pedalear con él y compartir fugas en bicicleta, porque hablamos el mismo idioma, porque estamos instalados en el placer de rodar y punto.
Porque por encima de mis desiertos, de las Rocosas y los Apalaches, y de sus 1100 horas de bici en el 2024, vuela la ilusión del pedaleo sobre la bicicleta y la felicidad del futuro incierto y además vuela muchísimo más alto que cualquier opción de superación personal, de búsqueda de límites o de poner el cuerpo a pruebas que no sirven para nada. Y sólo así, con esa base, se consiguen cosas inexplicables, distintas y chulas, y se consigue hacer 30.000 kilómetros en 12 meses con la cara manchada de felicidad. El resto, ya sabéis, para las redes sociales, las marcas personales y los campeones del portal de casa. Vertedero de derrotas.
Estas letricas urgentes en este blog venido a menos, son para ti, Joaquín, porque tus 30.000 kilómetros tenían que estar por aquí también, eres la ilusión a pedales aquí en Navarra, que a falta de robarle tiempo al tiempo, te tiras a por él para devorarlo, exprimirlo y disfrutarlo con tu bicicleta, en compañía de tu familia y de tus amigos, siempre “si Dios quiere”, claro.
Ahora, Joaquín, se me ocurre que nos puedes ir contando la cifra que te has propuesto para este 2025, que además de los cálculos para cuadrar cafés a la grupeta y la hora exacta de llegada al almuerzo para que el bocadillo esté en su punto, estoy seguro que andarás haciendo tus cuentas semanales y mensuales para llegar a los ¿35.000 kms?. Que si lo prefieres me la dices algún amanecer camino del mediterráneo, o en el valle de Zuriza, o en la vuelta que me debes por Sádaba, lo que quieras.
En cualquier sitio menos bajando a Ponferrada de noche a bajo cero camino de Santiago de Compostela, que tu hermano todavía no se ha estirado con los chubasqueros de Gore Tex de Movistar que nos debe, y yo ya empiezo a estar mayor para pasar esos fríos, aunque salir de Pamplona un viernes y llegar el sábado a Santiago eso sí que es robarle tiempo al tiempo, y es meterle 740 kilometrazos al 2025 y eso es un puntazo, y con la tontería, lo mismo nos caen un buen puñado de seguidores en Strava… ¡planazo!
Venga Joaquín, ya le estás llamando a tu hermano, ¡arriba esos chubasqueros!, que como dice el pirata Jack Sparrow…
¡Tenemos el rumbo!
Willow
Para el temazo de hoy os voy a presentar a Belcos, a Belcos con Erentxun, claro, pero a Belcos como primicia por aquí. Un compañero del periódico muy majo, que va por la vida con una guitarra en la mano y unos temazos que ya están corriendo conmigo por la murallas de Pamplona. Ah! Y es amigo de Mikel Erentxun, no hay duda que Belcos es un gran tipo. ¡Pues a disfrutarlo!