“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

MANOLO AZCONA. EL CICLISMO DE LOS IMPRESCINDIBLES

Esta mañana se ha vuelto a hacer de noche, increíble, el cielo se ha puesto del color de las hormigas y se ha desatado la tormenta del verano. Imagino que para llorar como se merece la noticia del fallecimiento de Manolo Azcona, que corría por los grupos de Whatssap del mundillo ciclista más rápìda que Moller y Manchón juntos vestidos del ACR.

Y llorar ha llorado todo el mundo, porque a la noticia del vuelo de pobre Manolo le seguía la noticia del vuelo de Pablo Castrillo sobre la línea de meta de la Vuelta a España, cerrando de manera perfecta el círculo que abrió Manolo Azcona allá por el año 1993, cuando decidió salir de la Peña Alas y fundar el Galibier bajo el patrocinio de ACR MRA.

Manolo es de los míticos del ciclismo navarro que permanecen y luchan toda la vida, como en el poema de Bertolt Brecht, que se convierten en imprescindibles. El resto, los buenos o muy buenos que dice el poeta, vienen y van, o vamos y cuando volvemos ya no reconocemos el ciclismo que dejamos más que en el círculo de estos pocos imprescindibles, que siguen fieles a los principios de cantera, trabajo, acompañamiento y oportunidad. Y eso Manolo lo ha escrito con mayúsculas toda su vida, pasándole la página y el bolígrafo a Juanjo Oroz para que continúe el libro de tapas de tono verde “Kern Pharma”.

Con Manolo fueron mis primeras gestiones para intentar pasar a los juveniles del Villavés al campo aficionado. Yo era más adolescente de lo que soy ahora y entrar a la oficina de la Milagrosa a aquellas reuniones para intentar colar a un corredor a su equipo me mataba de los nervios antes y de felicidad plena después, porque creo que jamás me fui con una negativa de aquella bajera. Mientras otros equipos amateur ya empezaban a mirar y pedir nada más que resultados y ver qué les podía aportar el corredor a ellos, lo de Manolo era diferente, porque a pesar de tener equipos muy competitivos, valoraba el acompañamiento del chaval, la oportunidad al adolescente de turno de seguir andando el bicicleta y nada más. “Si tiene afición y compromiso que venga, aquí tiene sitio”. Siempre me decía lo mismo, acojonante.

Y entre compromiso y afición Manolo y sus equipos han conseguido pasar a profesionales a 70 corredores, desde líderes ganadores a buenos gregarios, de todo tipo y a todas las estructuras. Y calculo que sobre el medio millar de chavales habrán puesto junto a su sonrisa sobre la bicicleta, el escudo del Galibier en su maillot.

Creo y más que creo, me consta que siguen así, a caballo entre el resultado y la oportunidad, entre el vatio y el corazón, fieles a sus principios de formación y crecimiento juntos y sólo así se puede celebrar la misma semana una victoria en Sub 23 y otra en la Vuelta Ciclista a España y emocionar a tanta gente como lo han hecho.

El resto , ya sabéis, “Generaciones Mazinger Z”, “equipos de formación”, scouting en patios de colegios buscando desesperadamente un Pogacar con granos y piruleta a la edad adolescente, una buena banda de los que estoy a mil millas y alejándome todavía más. Serán buenos, pero no son imprescindibles para nada. Y desde luego en el ciclismo juvenil que veo cada domingo deberían ser prescindibles totalmente. Porque ese ciclismo va de cuatro superdotados y nuestro ciclismo va de acompañar, formar y sonreír sin importarnos el lugar que ocupen en la llegada, si es que llegan, y si no llegan sonreír todavía más, y a todos. La victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, ya sabéis.

Pero esta entrada va de Manolo, para el párrafo anterior tenemos cualquiera de las últimas entradas, para despedirle como se merece vamos a intentar cerrar el blog como Castrillo ayer el “círculo Galibier”.

La vida es bella a veces, ya lo sabéis por este blog venido a menos, como el amor que es eterno mientras dura, supongo, no lo sé, porque cada vez sé menos de todo y cada vez me da más igual. Sin embargo, desde la media milla de distancia, desde la que he vivido la vida de Manolo Azcona, me ha parecido siempre plena y trepidante, y eso debe ser muy parecido a la felicidad, y en un idilio eterno con el ciclismo sin punto final de los finales en ningún horizonte. Amor eterno.

Pues nada, muchísimas gracias Manolo y buen viaje allá donde estés, y gracias Juanjo, Iosune, Mikel (perdón por llamarte media vida “Xabier Mikel”), familia del Kern Pharma y a todos los pocos imprescindibles que seguís por ahí al pie del cañón, bastante mejores de los que nos fuimos y los que han venido, sin duda, con Pepe Barruso a la cabeza, la persona a la que nunca digo un “no”, como hacía Manolo. Porque su ciclismo es un compromiso real de brazos abiertos con cientos de jóvenes que vuela mucho más alto que la cima del Tourmalet, Es el lugar que dejé hace años y al que, algunas veces, pienso en volver.

Willow

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Bertolt Brecht