“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

CONTRA TODO PRONÓSTICO; JOAQUÍN SABINA

Han pasado casi dos meses del conciertazo de Joaquín Sabina y cada día celebro el catarro que se pilló mi madre esa semana y que me dejó a mí con su entrada, mi hermanica Sandra, mi sobrino Juan y el afamado columnista (mi viejo), viendo al flaco de Úbeda.


Si alguien empieza a pensar en mi como un “mal hijo, egoísta y sin corazón” diré que el catarro de mi madre se quedó en catarrillo y que la entrada para ver a Sabina andaba ya por los 80 “lereles”. Y además, a mi madre se le pasó el catarro antes de la alegría que le di cuando fuimos al concierto en familia. Porque mi madre es buena, pero muy buena, ya lo dice Cano, que no hay persona mejor en el mundo para ser capaz de aguantar a tanto Iriberri junto.


Así que, “contra todo pronóstico”, allí estábamos Joaquín y yo.


Un par de horas de un recital de las letras de sus temas cantadas por todos los allí presentes, menos por el propio Joaquín, que más que cantar, recitaba. Una oleada de melancolía en cada canción, desde sus primeras letras hasta las que lleva ya instalado la segunda parte de su vida y en las que sigue intentando dejar su pasado más crápula atrás, que me parecen las mejores.


No hay nadie mejor que él para hacer alarde de un pasado en llamas, para querer quemar las naves y celebrarlo, o para celebrar haberlas quemado en el pasado.


El concierto fue una ovación hacia la vida que la gente no se permite tener, al sueño de unas letras cada vez más incorrectas y que durante un par de horas se convirtieron en una fuga hacia un lugar desconocido para muchos, conocido para unos pocos y deseado para todos, porque “a veces pasa” y si no que se lo digan a Forrest Gump.


El Sabina más crápula, el que se presenta en la vejez en un salto mortal desde su adolescencia, sorteando la madurez. Y no sólo la sortea si no que se ríe de ella, se ha reído toda su vida y ahora más.


Me encantó el concierto, y cada día me gusta más. ¡Gracias madre buena!.


Y allí estábamos todos cantando a la vida del pirata, a su Madrid con “su todo es ahora y con su nada es eterno”, a sus toreros, su atletí, sus majas desnudas y vestidas, a sus princesas, a María Magdalena, que es la mejor de las malas compañías, al joven aprendiz de pintor, al cantante callejero y a las mentiras piadosas, a todo. Ayudados por cuatro pintas de cerveza nada se nos puso por delante.


Ahora mi lista de Spotify es un follón entre Duncan Dhu, Maldita Nerea, el Sabina a caballo entre los ochenta y noventa, y el último disco de Septiembre de Mikel, que empezó un poco justo y ahora vuela muy alto, pero mucho, casi tanto como “Ciudades de paso”. Un despropósito de lista que me ha llevado otra vez a correr por las murallas de Pamplona, mi árbol del ahorcado, la nueva pasarela de Labrit y por la media luna, donde está Don Pablo Sarasate, con el violín en la mano y sin poderlo tocar, o eso dice Iñaki Lacunza.


Y poco más que añadir, bueno si, que el periódico viaja en blanco y negro otra vez, como cada año por estas fechas, el invierno, supongo, con sus planazos viejos para el año siguiente, y la excelencia aquella, que al final no sé si la llegamos a encontrar, o si damos por bueno vivir en el intento de llegar a ella, porque yo no sé mucho de nada, ni siquiera de vivir en el intento. Una vez intenté la carrera más difícil del mundo y tuve la mala fortuna de conseguirla, porque cuando viví intentándolo fueron los mejores años de mi vida, y cuando lo conseguí se terminó la fiesta.

"Contra todo pronóstico" el tema de hoy no será del Flaco de Ubeda, ya lo puse en el blog de Cambrils, y luego tuvo su réplica en la llegada a Madrid del vuelo del Phelan. Y ahora, con este blog, quizás Joaquín ya no se merece mucho más, o sí, no lo sé. El caso es que me apetece muchísimo compartiros un tema del Septiembre, el nuevo disco de Mikel, una melodía que es un disparate y una letra que cada día me gusta más, una secuencia de frases sin sentido, de obsesiones personales de Mikel, escrita a piano y corazón.

“Si no es por ti”.


Siguiente parada; “El Tourmalet viste su piel de mariposa”, casi nada. El nuevo reto solidario de los cicloturistas de Club de Tenis de Pamplona en favor de DEBRA Piel de Mariposa. Pedaladas para ayudar a todas esas familias que cada día pintan alas en las cicatrices que curan. Os lo cuento en pocos días, prometido.

¡Tenemos el rumbo!


Willow