“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

EL LADO OSCURO

Llevamos en casa unos cuantos meses dándole a las películas de StarWars, lo que toca cuando tienes dos hijos pequeños y se vuelven a poner de moda. Cada vez que sale el impresentable de Darth Vader me acuerdo de nuestro pequeño grupo de ciclistas nocturnos, nos llaman “El lado oscuro”.
Hace ya bastantes años que le perdí el miedo a pedalear en la oscuridad. Considero mucho más peligroso salir a entrenar al mediodía y cruzar las variantes de Pamplona en busca de carreteras más tranquilas coincidiendo con las salidas de los trabajos. A esa hora uno es una cosa más dentro de la carretera que pasa desapercibida. De noche, no hay tráfico y para los pocos coches que puedes encontrarte eres algo que llama la atención, el chaleco, las luces que llevamos ahora y nuestro movimiento encima de la bici nos hacer ser visibles a muchísima distancia.
Para mí existen varios tipos de salidas nocturnas. Las más placenteras son las que suelo hacer entre semana, raticos cortos (aunque este año algunos han caído las dichosas series en ayunas), en los que decides el día para asegurar el tiempo y el frío. Además te tomas un café y vuelves con el pan para los bocadillos de los críos. ¡Qué bien sientan estas salidas, con Mikel y Eneko este año! Llegas al trabajo a tope y además te ayudan a hacer bien el entrenamiento de la tarde, te activan.
Luego están las salidas de conciliación, las que hacemos la grupeta del lado oscuro, Txema y Daniel y algún otro invitado. Como yo, padres de familia con críos pequeños. Estas salidas son en fin de semana y depende del mes de la temporada se van adelantando en su horario. Normalmente solemos hacer unas tres horas de noche para empalmar con los buenos cicloturistas del grupo Iruñako y acompañarles otras tres más. Así llegamos a casa para las 11 con unos 150 kilómetros y todo el día disponible para dedicarlo a una buena excursión familiar.
Por último, las noches más duras, las que suceden durante las pruebas. Aquí las tienes que pasar pedaleando y no puedes elegir la climatología, además normalmente las pasas solo y según el momento de la prueba en no muy buenas condiciones físicas. El sueño ataca y duro. La segunda noche no es sencilla. Que todo vaya normal, juega en tu contra. Si hace una temperatura aceptable, no llueve, no tienes ningún problema físico y tu posición en la prueba no invita a que te preocupes por retrasada o a que te vengas arriba por estar delante, te puedes dar por jodido. No ves más que tu luz en la carretera que se va moviendo a tu ritmo. Las bajadas son lo peor, la bajada de pulsación por el poco esfuerzo lleva a que el cuerpo se relaje y entre el sueño malo, el peligroso, el que te hace dar cabezadas encima de la bici.

Me acuerdo de mi primera noche en la bici, en la Bordeaux Paris ya comentada del año 2000. Circulábamos mi amigo Javier Unzúe y yo en un grupo de unos 20 ciclistas cuando en una curva no muy cerrada uno de ellos siguió pedaleando recto para recorrer unos metros entre los helechos de la zona central francesa y caer. Se había quedado dormido encima de la bici, parecía ET corriendo con su luz por el bosque.
Aquí cada uno tiene sus trucos para vencer esa cabezadas en las que realmente estás en peligro. Yo recurro primero a la música, si no funciona intento subir el ritmo, aumentar la pulsación, si no puedo busco cambio de temperatura, que me entre frío en el cuerpo, me bajo las cremalleras o me quito los botines, también puedo hacer pequeños esprints cortos, tipo progresivos con mucha cadencia y si todo esto no da resultado con 30 minutos de sueño lo solucionas.
En el apartado de sustos nocturnos, que los hay, los animales se llevan la palma. Si normalmente salen a la luz de los coches y con el ruido se van, en la bici tenemos la luz pero nos falta el ruido. Creo que, salvo el famoso oso Camille, nos ha salido de todo. Corzos, jabalíes, zorros, conejos, liebres, búhos…hasta un lobo en los montes de León. Claro que no todos los contratiempos son atribuibles a los animales. En una Bordeaux Madrid, cuando todavía llevaba los focos con pilas, en plena noche en Soria, las cambié a la luz delantera volviendo a colocar las gastadas, resultado, tuve que ir sin luz hasta Almazán. ¡Suerte que era una noche estrellada y con luna llena, esas que se proyecta tu sombra en la carretera!
No os voy a negar que hay momentos en los que vas un poco tenso. Me pasó en mi tercer Camino de Santiago que hice en solitario y sin coche de apoyo, con una mochila de ultra trail y punto. El tramo del puerto de la Cruz del Ferro en León no es carretera transitada a las 2 de la madrugada y realmente estás bastante colgado ante cualquier avería mecánica, a eso añadidle el comentario que me hizo una mujer a las 12 de la noche en Rabanal del Camino cuando estuvo mirando con todo detenimiento cómo me estaba preparando de ropa, comida y demás para afrontar ese tramo: "Tú, a Ponferrada, no llegas!"
A mí me encanta, lo mismo para rodar solo o con amigos. Te activa, te ayuda con los entrenamientos, te pone de buen humor y eso se nota en el resto del día, bien con la familia o en el trabajo. Os lo recomiendo, pero cuidado que engancha. No subestiméis nunca el poder del lado oscuro.
FOTO DE JESÚS ARA PARA EL MONTAJE DEL VÍDEO "ULTRAFONDISTA"