“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

LA EXPERIENCIA LARIOS AL PALCO

Un atardecer sobre el Mediterráneo en Alicante con Mikel Erentxun y su Gibson y unas cuantas cervezas que matan de sed, es lo que me pierdo la semana que viene.


Dicen los organizadores del evento que no es un concierto, que es “una experiencia” a lo que suman su marca, la ginebra Larios. Así que es “una experiencia Larios”. Pues ni tan mal.


El sitio es la parte de un puerto deportivo que se abre al mar. Un lugar para algo menos de 100 afortunados que están repartidos en mesas de cuatro y seis personas y sofás de dos, todos sentados y con sitio suficiente para dejar el cubata de Larios si se tercia, el móvil para ir sacando bien de fotos y los pañuelos para llorar a gusto por si toca “Si te vas”.


Y por esta experiencia Erentxun o Larios, o como se llame, he dado vueltas durante el mes de Junio mientras paseaba con la luna a cuestas, el agua al cuello y mi brazo escayolado. Un día me veía allí con Mikel Erentxun delante y comentando cada canción, como suele hacer en este tipo de conciertos, y al día siguiente, me daba por ver la cuenta corriente y directamente me situaba en Oberena paraíso con el Diario Vasco, sin concierto, sin fuga, nada.


Hasta tenía una selección perfecta de temazos en acústico para el concierto, selección que iba cambiando cada día, claro, aunque había varios que eran fijos en cualquier lista, canciones que no las he escuchado en este formado, esa selección de rarezas desconocidas que tanto le gustan a mi amiga Arantxa y que las estoy disfrutando muchísimo estos últimos años.


Por supuesto, después del concierto, iba a caer un cubata de Larios, con Mikel y el resto de fans, como hicimos en Madrid la primera vez que me dedicó “Libélulas”. Además esta vez, en el mejor de mis planes, estaba seguro que íbamos a coincidir a la mañana siguiente corriendo al borde del mar, porque Mikel corre cada amanecer allá donde va de concierto y ya le va tocando a la vida sacarme a bailar de una maldita vez.


Bueno, y ahora la pregunta es por qué no pillo la furgoneta el próximo día 13 de Julio y me planto en la “Experiencia Willow”, que con todos estos planes, la “Experiencia Larios” es una mierda comparada con todo lo que mi cabeza le ha puesto a la fuga.


Y la respuesta es que los muy cabrones de Larios, ginebra que me parece una mierda, por cierto, venden las entradas por mesas y sofás, todo pax de dos, cuatro y seis personas. Y no hay nada para un fan tan loco que se mete solico 1250 kms en dos días para verle dos horas, no hay opción de adquirir una única entrada. Y mira que mi experiencia le daba mil vueltas su experiencia pero de largo, pues nada.


Lo he intentado, que conste, les he explicado vía e-mail que mis fugas suelen ser “en solitario”, como la canción de Mikel Erentxun, que aquí son San Fermines y que tenemos dos hijos adolescentes que vigilar y que no tenemos dinero para reservar una mesa de cuatro, ni de dos ni de seis, y para muestra un botón.





Y no tengo mucho más que contar, como siempre, otro plan que se tuerce en este 2023 torcido, pero no pasa nada porque “lo mejor está por llegar”, ya sabéis, pero bueno, por si no llega os voy a dejar con “Si te vas” en acústico, como lo debería haber escuchado en mi pequeña experiencia el día 13. Yo pongo la canción y vosotros el cubata de Larios y los pañuelos por si alguno es de lágrima fácil, y mañana, al amanecer, a correr. ¿o qué?.


Willow