La noche se hizo día pero no se fue la luna, se quedó a verlos apoyada en el hombro del sol.
“Alúmbrales con fuerza y brilla todo el día, que cuando llegue la noche yo sellaré su pasión”.
“A Santiago con ilusión parte II”, así podría llamarse esta entrada el blog si centráramos el tiro en Joaquín Unzué, o “A Santiago de Compostela con la luna a cuestas y el agua al cuello parte VI” si hablamos del ultrafondista venido a menos, que soy yo, Willow.
Pero lo que va a pasar el próximo sábado día 20 de agosto es tal follón que no tengo ni idea de cómo titular esta página que ha empezado con unas letras de una canción de Melendi “Destino o casualidad”, que no pintan mucho pero me gustan porque es un poco el resumen de cualquier viaje de estos “raros” que tanto me gustan, un blog que tampoco tengo claro cómo va a terminar. Pero vamos al lío, venga.
De Roncevalles a Santiago sin parar ni para tomar impulso, en modalidad “sin sentido” que es la modalidad de cuando uno está de vuelta de ser “El ultrafondista Navarro”, porque para ser ultrafondista está la Race Around Austria o la Race Across América, para hacer el Camino de Santiago sin parar sólo hace falta ser feliz pedaleando durante todo el año, y también durante las 32 horas que unen los dos extremos del Camino Francés.
La épica, la búsqueda de los límites, las grandes batallas y los campeones de la vida los dejamos para las redes sociales y para el Tour de Francia. Porque nosotros estamos muy por encima de todo eso, a nosotros nos mola la ilusión de Joaquín Unzué y la cabeza que va a mil por hora de Dani Ruano, y así estamos haciendo cosas muy chulas durante los últimos años. Cosas que merecen la pena y cosas que nos hacen muy felices, y punto.
Y este año, el mundo cicloturista del Tenis con los amigos de ORKUCI, repite “reto deportivo solidario”, o un final que merece la pena después de haber apostado por ayudar a través de la ONG Arquitecturas sin fronteras de Navarra, a rehabilitar una casa en Ujué para una familia que también merece la pena, que es como lo contaría Adolfo Sanchez Mateos. Porque un reto solidario es sólo la última parte que cierra un círculo de solidaridad compartido, la traca final y nada más.
Para Joaquín Unzué será su segundo Camino de Santiago express, para Dani, Chehu, Rubén, Jorgue y Juan, será el primero, Julio, Chus y David lo harán en tres días. Y Carlos, Eli, Jorge y Mikel nos ayudarán a que todo vaya bien.
Para mí será el sexto viaje de un trazado que lo he hecho de todas las formas posibles, en plan hombre bala en 28 horas, algunas veces con apoyo, otras en autosuficiencia, compartiendo el final con los cicloturistas de Iruñako, con la nueva normalidad, abriendo las restricciones fronterizas entre comunidades a toda leche. Sigo, con un lobo a mi lado y varias manadas en mi imaginación, con lluvia, con sol, con el viento en contra y a favor y siempre con Mikel Erentxun pedaleando a mi lado por la noche, porque siempre he sido un hombre muy afortunado, ya sabéis.
Este blog de puertas abiertas y sin filtros viene de la mano de las dudas, porque no tengo claro que lleguemos hasta allí, ni yo ni el resto, porque no somos tan buenos como para que el Camino nos aburra, ni queremos serlo, ni vamos a batir ningún record. Ahora mismo el Camino nos hace temblar a todos, a mí también, porque ya no soy hombre bala, eso ya pasó, y temblar como dice Revolver, nos hace estar vivos, despiertos, alertas y felices, es una buena opción, es la que nos enseñó Joaquín el año pasado en su primer camino, prudencia total mezclada con una ilusión marca de la casa y de su familia.
Ahora voy a por ti, compañero cicloturista en este vuelo. El año pasado escribí una entrada al blog previa a nuestro viaje de Pamplona a Cambrils con los amigos de la ELA. En aquellas letras hablaba de la idea de acompañar y no esperar, como opción correcta para llegar todos juntos hasta Cambrils. Idea que los diferentes grupos afectados por esta enfermedad que salieron a nuestro camino hicieron buena, con su ejemplo, que se nos quedó marcado a fuego a todos.
Acompañar en el camino, compartir, levantar la mano cuando no vayamos bien y darnos las gracias de forma compulsiva y hasta un abrazo urgente, porque solemos dejar todo esto para el final cuando hace más falta durante el camino, como seguro que nos pasa.
Y como siempre, debemos parar muy poco para poder ir despacio sobre la bicicleta, porque si no podemos ir más rápido pedaleando, debemos quitarle tiempo a las paradas. La esencia del ciclismo de larga distancia. Así que ya tenemos titular, uno que se hace más que nunca necesario si queremos llegar todos hasta Santiago. “¡No me esperes, acompáñame!, parte II”.
Vamos a seguir sumando colaboraciones para celebrar en Roncesvalles que hemos conseguido el reto que nos hemos propuesto, que no es otro que ayudar a esa familia a través de la ONG de nuestro compañero Rubén, que tiene un corazón brutal, acorde con sus piernas sobre la bicicleta, y luego, ya nos pondremos en manos de la luna y el sol para llegar a Santiago, que es nuestro destino, aunque lleguemos por casualidad, y que se joda Melendi.
Termino: Si nos dicen a Juan Unzué y a mí, allá por el año 1990, cuando andábamos dando pena a la tristeza (yo bastante más que él, aclaro), por las carreras de juveniles, que íbamos a compartir un Camino de Santiago sin parar, nos habríamos partido de la risa, y luego nos habríamos ido de juerga, imagino. Ahora, de vuelta de la primera parte de la vida, Juan y yo estamos en Roncesvalles, a punto de pedalear durante 32 horas seguidas para llegar a Santiago de Compostela y para mayor despropósito de vida, a mí no me hace falta un GPS ni medio track, porque llegar a Santiago es como llegar a Zubir a tomar el café. La vida de hombre bala, que da muchas vueltas y es un despropósito, y algunas veces nos saca a bailar. Y yo estoy muy contento de compartir el baile con Juan y con el resto de compañeros, muchísimo.
Y vamos con el temazo de hoy. Mikel Erentxun pintaba unas alas en las cicatrices, en su disco “El hombre sin sombra” como la opción para seguir adelante. Unos acordes que dan forma al final de este reto solidario, con el sol y la luna de testigos y todos los amigos que van a estar allí con nosotros en la soledad de las estrellas allá por el páramo leonés, en el amanecer brutal en O Cebreiro y con el viento errante camino de Sahagún.
Para todos vosotros “Cicatrices”.
Willow