“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

COPA DEL MUNDO DE DESCENSO: FUGA DE ADOLESCENTES LLENOS DE DUDAS.

Aquí, unas letricas urgentes para una entrada a este blog venido a menos, para ti, compañero, que te acercas de vez en cuando, de mes en mes y de seis a siete, como en la fábula de Serrat “De cartón piedra”, y que barrunto andarás pensando que al hombre bala se le han terminado todos los vuelos. Normal, la ausencia de noticias en una vida expuesta al mundo sin filtros ni cierre de seguridad, da que pensar, y pensar en algo malo, porque puestos a pensar, un desastre da más juego que un cielo azul sobre el pico Arlás.


Lo dejamos hace cuatro semanas en el conciertazo de Mikel Erentxun en el Kursaal de San Sebastián. Curioso porque cada vez que escribo de Mikel, el blog entra en una zona valle, tipo de esas entre ola y ola de Covid. Tengo la sensación de darlo todo los días del concierto, porque duran dos días para nosotros, y escribir después como dejándome la vida, que por otra parte es como hago todas las cosas, para descarrilar en unos días que no dan más de sí.


Semanas como años entre una fuga y otra, días tranquilos, centrado en el trabajo, en la familia, en el vaso de Zolina, que después de unos treinta años pedaleando por allí me entero que según el cielo que tengamos, tiene un color entre azul turquesa y verde aguamarina, pero esto ya tiene su blog, o medio blog, porque está en proceso todavía.

Y los fines de semana me centro en autodestruirme haciendo deporte a todas horas. De madrugada a correr, al mediodía con la bici y por la noche salgo a correr otra vez, en realidad no sirve para nada, bueno, sirve para acumular fatiga, pero soy realmente feliz corriendo mientras escucho la música, siempre por el mismo sitio y con las mismas canciones, y cada vez disfruto más.


Así que no hagáis ni puto caso a toda la banda que anda con lo de salir de la zona de confort y hacer cosas diferentes y locas, que no vale para nada. Si algo os hace feliz, repetirlo como si no hubiera un mañana y seréis los tipos más felices del mundo. Yo lo soy, por lo menos la mayoría de días, y si no os lo creéis os espero en un ratico por las murallas de Pamplona, y vais a ver la camiseta de Phelan Mcdermid con el ultrafondista dentro, en bucle y feliz.


Pero hoy os quería compartir la última fuga a cargo de los adolescentes de la familia, Miguel y yo, aclaro. Fue el fin de semana pasado y paseamos nuestras dudas por el coloso pirenaico de Cauteret, allí donde el otro Miguel, Induráin, ganó su primera etapa en el Tour de 1989. Nosotros lo subimos más lentos, pero lo vivimos igual, como si fuera el Tour, porque a montarnos películas nos gana poca gente y a vivir la fugas a tope, nadie.


Al día siguiente un amanecer brutal me pillo con las zapatillas por Lourdes, porque era domingo y los domingos se ve amanecer estés donde estés, y fue un acierto ver el sol saliendo detrás de las montañas, fue como cuando sale por la línea del infinito del mar, pero sobre el verde del pirineo en primavera. Me encantó y me dejé llevar (un saludo Juli), y como soy disperso acabé perdido en Lourdes, que ya sé que no tiene un pase perderse allí, pero yo lo hice, y acabé corriendo hora y media. No pasa nada, Miguel, que todavía no tiene las dudas vitales de su padre, seguía durmiendo como un bebé, o adolescente, o lo que sea.


Y de allí a Pic du Jou, a ver la Copa del Mundo de descenso de MTB, un evento de Red Bull alrededor de un deporte desconocido para nosotros y que nos dejó realmente impactados. Precioso para ver, imposible de realizar. Ni el mismísimo Juan Unzué podría bajar aquella montaña sin bajarse de la bicicleta, y no os digo nada a la velocidad que lo hacían los corredores. De locos.

Disfrutamos muchísimo viendo el espectáculo, los boxes, las bicicletas, sobre todo las Canyon, porque somos familia Canyon, los saltos imposibles, los corredores, las mil pantallas gigantes y el ambientazo que forma la gente alrededor del circuito.


Y volvimos a tiempo de sumergir las últimas dudas que nos quedaban después de tanta emoción, en el fondo de una cerveza tostada en nuestro bar de referencia, aquel que un día su dueño me consultó el pedido de Paulaner que iba a realizar, donde Cano me riñe cuando me porto mal y mi amigo Miguel nos cuenta algún chascarrillo del Movistar Team. Esta vez lo hice con la única que tiene las cosas claras en la familia, Irache, y criterio, no como yo, y también tiene una Canyon azulica con grupo Ultegra y manillar integrado con la potencia, que es un disparate. Y luego nos tiene a Iciar, a Miguel y a mí, ¡no todo iba a ser tan perfecto!.

Willow.


Vamos con el temazo. Hoy os comparto un clásico de Duncan Dhu recuperado para nuestro disco de referencia “Amigos de Guardia”, se llama “a tu lado”. Una letra preciosa, azul, con un comienzo que te mete de lleno en la canción y esperas que no se termine nunca. Otra canción de amor brutal que ahora me gusta muchísimo más que antes.

Espero, de verdad, que os guste.