“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

DE PAMPLONA A CAMBRILS . FLIX AL PALCO

En Flix no tiene ni pan, ni tortilla ni vergüenza, pero da igual, lo escribo así lo primero para que no se me olvide, pero en realidad ya se lo he perdonado, al fin y al cabo soy ultrafondista y comer, como dormir, es una pérdida de tiempo, aunque lleves 320 kilómetros sobre la bicicleta,

Porque después de escuchar la canción de Mikel Erentxun “locuras” tuve claro que tenía que llegar en bici a Cambrils para correr su media maratón y volver a hacerme un harakiri emocional sobre el paseo peatonal junto al mar, a mil pulsaciones y con unos temazos a todo volumen. Porque hay locuras que no tiene vuelta atrás y son tan chulas que te hacen avanzar.

Así que la noche del jueves al viernes pasadas las dos de la madrugada salí con la bicicleta rumbo a Cambrils, pasando por Unzué, porque a Cambrils o se va por Unzué o no se va.

Recorrido nuevo a partir de Ejea de los Caballeros, recorrido plano y rápido, recorrido de los Iruñako que el bueno de Txomin Zugasti me obligó a recorrer, y fue un acierto.
Una ruta que va por atraviesa los Monegros por Gurrea de Gállego y Tardienta, donde tuve un amanecer tremendo, muy parecido al del páramo de Soria camino de Madrid., luego sigue camino de Sariñena y todavía más plano hasta Fraga.


La vida volvía a ser tan bella como siempre que me pongo en fuga con la bicicleta. Nada de viento, las mallas largas a la mochila, solete de cara, un recorrido nuevo, y claro, con tanta felicidad y facilidad para pedalear, los kilómetros fueron pasando a toda leche, pero también las horas y para cuando me di cuenta, estaba en la nada que hay entre Fraga y Flix.


La culpa es mía, que soy disperso y que todavía en mi cabeza está la idea de cuando era hombre bala y corría las carreras de Ultrafondo, ideas de no parar, del fuera de control, de seguir siempre, pase lo que pase, seguir despacio, seguir como se pueda, pero seguir.


Porque además de máquina, crack y todas esas bobadas de las redes sociales, mi vida en la copa del mundo de ultrafondo se centraba en alejarme siempre del fuera de control como base para terminar las carreras, que era el objetivo, aunque a veces esa estrategia jugara a nuestro favor y nos dejara en buenos puestos en la clasificación.


Así que, sin ninguna necesidad, llegué a Flix como cuando llegué a Durango en la RAAM o a Tortosa aquella vez que me propuse llegar a Peñíscola sin parar, llegué con ganas de llegar, vamos a dejarlo ahí. Lo que pasó después ya lo sabéis. Flix es un buen pueblo hasta las 16.00 h, luego ya no.


El Coll de Fatxes, la bajada a Hospitalet del Infant, Miami Platja y Cambrils, fueron el final de la primera parte de una fuga, con la luz de atardecer y la cara manchada de felicidad, con el encuentro familiar sobre el mar.

Eso en el Mediterráneo de Cambrils, porque en el Cantábrico de San Sebastián, mis amigas de Unzué paseaban sus risas y rompían sus paraguas en una galerna brutal por el paseo Nuevo. La tormenta era tan fuerte que por lo visto había cerrado el funicular que sube a Monte Igueldo, o eso creo, no lo sé


La segunda parte de esta fuga viene mañana, con la media maratón, que suena como aquella frase de Joaquín Sabina “otra vez a perder un partido, sin tocar el balón”, pero nos da igual, lo haremos sin bicicleta Pinarello pero con la camiseta del Phelan Mcdermid, así que igual de felices.

Willow, desde Cambrils, en un blog urgente en plena fuga.