Ayer por la tarde, la zona de la Universidad Pública de Navarra estaba a tope, parecía que jugaba Osasuna, era una tarde con sol de invierno y una oposición, la de enfermería, que llegaba dando tumbos, fuera de tiempo y de lugar, surfeando las últimas olas del Covid 19, y dictando sentencia antes de empezar el examen para gran parte de los 4728 aspirantes.
Y yo andaba por allí, viendo la vida y a los opositores pasar, apoyado en una farola esperando a ver a mi amiga Raquel salir de uno de los “punto y seguido” de su vida. Un poco como Carlos Goñi, de revolver en el tema de “La villa de San Pedro”, en aquella noche de buen vino y mejor compañía.
Mi amiga Raquel, ya la conocéis por este blog, la mejor sonrisa del mundo, la misma que en las páginas de nuestro periódico, y a todo color y que es la foto que acompaña al blog, hacía piña con el resto de sus compañeras, con todas, con las que tenían más tiempo para estudiar o más recursos para obtenerlo, para darnos su mirada sobre la oposición. La mirada de quien tiene que cambiar la rueda con el coche en marcha. Porque algo así ha sido esta oposición para muchas de ellas.
Y Raquel salió del examen, y como buen punto y seguido, decidimos seguir con un paseo cortico, una toma del aire frio de la noche. Ella me contaba alguna de las difíciles preguntas del test y yo le repasaba los últimos temas que tenía entre manos de La Oreja de Van Gogh, mientras maldecíamos que no hubiera tocado el examen que pusieron en Canarias, que era el bueno, y no éste que era más difícil que atravesar Kansas en bicicleta con viento en contra.
Yo no sé mucho de nada, sólo de pedalear sin final, eso lo controlo muy bien, pero me parece que preparar una oposición, mientras trabajas a tope y bailas con la familia con la mejor de las sonrisas es algo digno de admiración, de muchísimo mérito. Es una lección de vida que seguro Adrián, Paula y Sofía habrán guardado a “buen recaudo”, como guarda el amor Mikel Erentxun en la canción de “Imagino”, brutal por cierto.
Y como este es un blog de ciclismo de larga distancia convertido a diario de puertas abiertas de un tipo sin edad, hoy me apetecía compartir todo esto con vosotros, y a pesar de que no tocó el examen de Canarias, me parece que seguir sonriendo es una gran opción, y que estoy muy contento de tener cerca a Raquel y desde hace mil años. Soy un tipo sin edad pero con suerte, esta claro.
Termino, me vais a permitir meter en este blog un temazo de La Oreja de Van Gogh, una nueva versión de una canción antigua que he escuchado esta mañana, y que me ha parecido lo mejor del mundo, (tranquilos que Mikel Erentxun no me lee).
Y vuelvo a terminar, perdón, la foto que acompaña al blog es una captura de la página del periódico con Raquel en el centro sonriendo a la vida, como siempre, tomada en la playa de Biarritz, un día de mar de invierno a pleno sol. Un sitio que me encanta, un lugar al que quiero volver.
Willow