"Deja que guarde todos tus sueños entre las flores de mi jardín.
Deja que esconda todos los besos que me das, entre las notas de una canción para dos.
Déjame un hueco bajo el manto de tu piel, al lado izquierdo del corazón.
Déjame el aire que te sobra al respirar, en el silencio de una canción para dos
MIKEL ERENTXUN. "Canción para dos"
¿Empezamos bien eh? Claro que sí, me gusta tanto la canción de hoy que no me he podido resistir. Pero tranquilos que luego la tenéis con música y todo, ahora centraros en el blog y no seáis dispersos, como yo.
Al jaleo.
Me estoy aficionando a la vuelta por Monreal, Campanas, Puente y vuelta a Pamplona por el puerto del Perdón. 60 kilómetros ¿Qué pasa?. Ya no soy ultafondista y para un par de horas al mediodía me parece un acierto.
Con viento norte la vida es bella durante los primeros 40 kilómetros, uno va rondando con el plato grande, en plan Iván García Cortina, o mejor, Filipo Ganna, eso, mejor la locomotora de Ineos, que puestos a elegir mejor el italiano que rueda que te cagas. Y además en esa vuelta casi no hay coches, salvo el par de kilómetros por Campanas, el resto es de lo más tranquilo.
Pero cuando llega el cruce de Obanos dirección Uterga, comienza lo difícil del asunto. Que no es el ascenso del puerto del Perdón, ¡qué va!, todavía tengo cierta facilidad para la montaña, digo cierta facilidad, que no facilidad a secas. Lo peor es el viento, que si sopla norte, cierzo o como se llame, la bicicleta se para literalmente. Y ya puedes ser ultrafondista, tener un blog, haber corrido la RAAM o ir vestidico de RAPHA que no tienes nada que hacer.
La velocidad baja de pronto, el pulso te sube, la media que llevas después de rodar todo el rato con el plato grande te baja a toda leche y los kilómetros no pasan, o pasan dando mucha pena a la tristeza.
Y entonces, de repente (un saludo Leire Martinez), me veo un día de labor cualquiera a las tres de la tarde sufriendo como un perro, y me acuerdo de todos los cicloturistas que llevan un año diciéndome aquello de “ahora Willow a disfrutar de la bici que ya te lo has ganado” y tiro de hemeroteca para buscar alguna subida muy muy lejana, de cuando era hombre bala, de noche y lloviendo, con el equipo de apoyo, para recordarme que, a veces, antes de rendirnos fuimos eternos, y así poder llegar arriba.
Cada vez que mi Garmin me devuelve una velocidad de 10 km/h me acuerdo de los 100 km/h en los que el polar de Xabi Zandio se paró en esa misma carretera, con el mismo viento huracanado pero en dirección contraria, bajando a toda leche. Fue en la Vuelta Ciclista a Pamplona del año 1995. Entonces la velocidad la marcaba un imán en el radio de la rueda, Xabi bailaba sobre una bicicleta GT, el maillot del Cafenasa era precioso y yo tenía la cara más redonda y ni idea de por dónde me daba el aire, pero eso ya es de otros blogs.
Ha llovido demasiado desde entonces, pero ese puerto sigue intacto, como el temazo de Mikel Erentxun, y más tranquilo, porque con la autovía apenas tiene circulación. Creo que el tema será adaptar sus porcentajes a mi estado de forma, o a mi edad, pero en cualquier caso que se adapte él.
Lo tengo fácil, es cuestión de no mirar el Garmin y pensar que después de la cruce de Obanos sigo siendo Filipo Ganna, o mejor, Egan Bernal que sube como un tiro y baila una Pinarello, como yo.
Dicen que el viento norte te rejuvenece, yo no sé nada de eso, pero la idea de quitarme años de encima suena tremenda. Tampoco muchos, porque si me caen veinticinco no me veo bien. Pero diez sería perfecto.
Termino, tenemos fecha para la Subida al Pico Veleta. Será el próximo 7 de agosto. Pienso volver a Granada correr los cincuenta kilómetros de subida, porque fui muy feliz por allí, creo que el Veleta y yo tenemos el record del mundo en querernos, esto último es por meter ficha de La Oreja de Van Gogh y porque es verdad.
Willow
P.D.1.: Algunas veces, como hoy, me gusta más la canción que acompaña al blog que el blog.
P.D.2: “A veces te quiero siempre”.