“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

BIKEPACKING: CON LA ALFORJA DE LA VIDA A CUESTAS Y EL AGUA AL CUELLO.

Aquél día, sin ningún motivo, decidí salir a correr un poco. Y cuando llegué al final del pueblo pensé, podría cruzar el condado de Greenbow, y cuando llegué allí pensé podría cruzar todo el estado de Alabama y eso hice, y sin ningún motivo seguí corriendo y llegué hasta el océano, y pensé, ya que he llegado hasta aquí podía dar la vuelta y seguir corriendo.

Mamá siempre decía que hay que correr para dejar atrás el pasado, por eso corrí 3 años 14 días y 16 horas.


Forrest Gump, un jardinero de Greenbow (Alabama).

Esta semana han volado varias fotos de mi tormentosa adolescencia, más bien del final de ella, calculo, porque no tengo claro cuando terminó, o si es que ha terminado, no lo sé.
El caso es que, además de tener una cara redonda de comedor compulsivo de palmeras de chocolate, tengo pinta de no saber muy bien por donde me da el aire, una sonrisa de pensar en la que viene por la noche y no hay rastro de la bicicleta por ningún lado.


Y no me gusta, es como ser mal estudiante, te castigan en casa y en el cole, te lo pasas bien dos horas, porque te da igual todo, pero generas un disgusto de 360 grados las cuatro siguientes. No guardo buen recuerdo del cole.


Los siguientes años no fueron muy diferentes. Esta maldita manía de llevar todo hasta límites insospechados en aquellos años me dejaron algún disgustillo, sabores de boca un tanto raros, como aquellos botellines de Isostar con Ceregumil que llevábamos en juveniles. Supongo que siempre he sido hombre bala y que no lo he podido cambiar.


Quizás la opción buena no era cambiar, o quizás no haya nada bueno ni malo mientras no jodamos la vida al resto, claro. Yo lo intenté, pero nunca pude cambiar, aunque si focalizar toda esa energía sobre la bicicleta, esas ganas de seguir y seguir con todo y cuando todos se quedaban ya atrás. El hombre bala.

Por eso suelo decir que la segunda parte de mi vida ha sido la chula, la de correr a toda leche para dejar el pasado atrás, como Forrest Gump, la que me ha llevado a vivir experiencias que jamás podía imaginar, a unos estados de felicidad tremendos, difíciles de describir. Todo llevado hasta el infinito y más allá, todo sin control, como me suele recordar Cano. Por eso he cruzado Estados Unidos en bicicleta y he subido a un escenario a cantar con Mikel Erentxun.


Nada nuevo sin eres fan de este blog venido a menos, como yo. Ideas con las que estoy en bucle, y que a veces te vuelven vía foto, anécdota, o celebración de viejos amigos de guardia, como secuencias de la vida que por más que hayas hecho miles de kilómetros por todos los sitios y a toda leche, no consigues dejar atrás.


Bikepaking, supongo, porque llevo conmigo una alforja acoplada al sillín con mi vida, a la vista de todos, sin candado, para que cualquiera la abra cuando le dé la gana y sin avisar. Y te plante una palmera de chocolate delante con un barril de cerveza que mata de sed. Y te haga saltar hasta un tiempo en el que también dejaba a la gente por detrás.


Que nadie se preocupe, que no tengo un pasado oscuro, o muy oscuro, nada diferente a cualquier adolescencia sin cierre de seguridad. En mi alforja viajan más de 800 carreras acompañando a dieciséis generaciones de jóvenes ciclistas, o jóvenes, porque de todos ellos, ciclistas profesionales fueron cuatro. Así que siempre me consideré educador de ocio y tiempo libre con la bicicleta, y nada más.


Y quizás todos esos años pusieron calma a la tempestad y hacen que también tenga buenos recuerdos, y grandes amistades, y cosas chulas que hemos dejado allí, en el pasado y te explotan entre las manos cuando menos te lo esperas, como una canción en plena noche sobre la bicicleta.

Toda esta chapa es para compartir que no toda la vida he estado en la cima de una montaña en un eterno y feliz amanecer. Y que debo estar en el otoño de mi vida, porque como al guitarra de La Oreja de Van Gogh, ya sólo me interesa el camino, porque llegar sólo produce melancolía y de eso tengo un máster.

Willow

P.D.:  Como esta entrada al blog ha sido un tanto rara, vamos a dar descanso a Mikel Erentxun  y le vamos a meter un temazo de Mclan, una canción que me gusta mucho y le va fenomenal. Además la idea de la compañía en un viaje desde la distancia me parece algo muy bonito, que me tiene en bucle, como el muelle de Oceanside sobre el Pacífico o las murallas de Inma aquí en Pamplona, porqué  se las regalé a mi amiga hace ya algún tiempo. 

¿Ves Cano? Para los regalos tampoco tengo medida. De todas formas tampoco ha terminado mal esta primera parte de la vida. A Peñíscola tu vas en coche y yo en bicicleta, por lo demás está todo bastante bien. 

¡Mierda! Estoy en la postdata y sigo dándole a tecla. Si es que no tengo final. ¡asco de vida!