Me voy a Cambrils, salgo mañana con 16 tipos solidarios que quieren visibilizar la enfermedad ELA y de paso bailar su corazón un poco más de lo que ya lo hacen los sábados.
Para llegar los 16 hasta el puerto deportivo de Cambrils hará falta que también sean solidarios entre ellos, aparcando el minuto bueno o su espléndido estado de forma para unificar los ritmos, eso tan difícil en el mundo cicloturista, pero que es el cicloturismo en estado puro, la esencia de todo.
Tendrán, o tendremos, porque me llevan a mí también, que ir juntos a un ritmo que esté un punto por debajo del ciclotuisrta que vaya más tranquilo, porque no se trata de esperar a nadie sino de acompañar y creedme que es fácil cuando pensamos en el que viene a nuestro lado.
Imagino que es lo que hace Santy Mozos para salir de Viena y llegar a Barcelona con cuatro amigos, después de tres mil kilómetros, doscientas tormentas y llegar con la cara manchada de felicidad. Si compartes carretera y aventura no esperas, acompañas, si alguien se cree mejor sobre la bici por ir más rápido tiene el tiro equivocado, para mí, claro. Salvo que nos pongamos un dorsal y haya un par de jueces árbitros por medio, el resto son salidas cicloturistas, todas.
En mis años de hombre bala llegué a hacer 300 kilometros a 35 de media en aquellos test que me quitaban la vida, y sin embargo nunca me creí mejor que nadie sobre la bicicleta, sencillamente porque con un dorsal siempre había alguien mejor, bastantes, y sin él y sin mi equipo de apoyo no llegaba de Viena a Barcelona, ni de un lado al otro del pirineo, ni siquiera de Gijón a Tarifa.
Lo quise transmitir a la gente de Orkuci, un grupo cicloturista de Navarra que hace poco salieron de Luchón en Francia y después de mil puertos llegaron a Pamplona, sin parar ni para coger impulso. En aquellas conversaciones con Joaquín Unzué, hablábamos de la opción de no esperar al más lento sino acompañarlo, como el camino correcto para que llegaran todos juntos a Pamplona, su objetivo. Le ponía de ejemplo mis vuelos con Adolfo, en los que los dos nos acompañamos en esos retos locos suyos, no apoyamos y nos damos conversación, nos contamos nuestras alegrías y miserias y así terminamos las aventuras.
Nadie es tan bueno sobre la bici como para esperar a otro, en el cicloturistmo y en este tipo de retos o salidas en grupo largas la opción buena es acompañar, ver el amanecer todos juntos y que la llegada sea una fiesta, que ya habrá tiempo y stravas y mierdas para medirnos y situarnos en la clasificación virtual del cicloturista, otra clasificación más en el imaginario individual de la vida, imagino, como la de los coches, las casas o los trabajos, la maldita madurez que es una mierda y te hace perder el tiempo en compararse con el resto.
Venga, que me he venido arriba, sigamos el camino correcto entre Luchón y Pamplona que trazaron los Orkucis o el que hicimos el año pasado con los del Tenis alrededor de Navarra, o el que me lleva con Adolfo por Andalucía y más allá.
Que nadie se quede atrás, que estoy en regresión a la cándida adolescencia cuando me subo a la bicicleta y la vida es bella. Sigamos bebiendo vasos de Roma y Ginebra.
Y si a todo este blog azul, como los sueños de Mikel Erentxun en la canción “Libélulas” le añadimos que el reto deportivo viene de la mano de una buena aportación económica que los cicloturistas del Tenis han conseguido aquí en Navarra para ANELA y los nadadores de Malats x l’aigua para la fundación Miquel Valls de Cataluña, el reto como reto ya tiene sentido, y la fiesta cuando lleguemos a Cambrils va a ser memorable.
Willow
El temazo de hoy para mi amigo Juan Unzué, más por Bunbury que por Mikel, pero a Juan se lo perdono, el pobre me lleva esperando con la bici de monte los último seis años. La canción la presentó ayer, es lo último del disco que sale en septiembre "amigos de guardia". Espero que os guste, a mí me parece una locura