“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

LA CADENA SOLIDARIA DE ADOLFO SÁNCHEZ MATEOS

A Remigio Yuste, figura clave en el ciclismo de base en España, se le escapaban las lágrimas al despedirnos en Toledo a Adolfo Sánchez Mateos y todos sus amigos de guardia en nuestro viaje en bicicleta hasta Almería, en el principio del final de último vuelo de Adolfo por Bangassou (centro áfrica). El hombre después de darme un repaso del anecdotario ciclista de los noventa, nos decía con la voz entrecortada “gracias porque me dais mucha vida”. Acojonante. ¡Anda que no tenemos que agradecerle a él la gente del ciclismo todo lo que ha hecho!

Nuevo reto de Adolfo y mismo patrón, la sucesión de cosas sencillas, auténticas y diferentes que se repiten cada reto. Como aquella despedida emocionada de la gente de Gabyl hace un par de años en Pamplona, como el discurso de Adolfo el año pasado cuando llegamos a Castellón o cuando Pablo Lastras me dio las gracias por ayudar a Adolfo camino de Aspe, por no hablar de pedaleo feliz de David con sus pulmones llenos de ilusión junto a nosotros estos últimos dos viajes. Diferente y mágico.

Esta vez el Doctor Curro Huete ha sido el motor que ha tirado fuerte de la cadena de la bicicleta de Adolfo estos últimos meses. La inspiración, el acorde al azar que dice Duncan Dhu en la canción “Córdoba”, transformada en ilusión puesta en unos pozos de agua y el Hospital de Bangassou.

De Toledo a Almería, ni tan mal para un hombre en fuga. En fuga y con unas inquietudes culturales muy de andar por casa que hicieron que la tarde anterior visitara el Alcazar de Toledo en veintisiete minutos y pedaleara durante cuatro horas por tierras Toledanas con un calorazo que no recordaba desde el desierto de los indios Navajos. Tendencia al error grabada en la piel y a la autodestrucción también, porque al día siguiente volví a salir con la bicicleta unas horas antes de la salida de los 530 kilómetros del vuelo solidario. Todo es igual siempre.

Y de Toledo a Almería se cruza la Mancha y se entra por Jaén a Andalucía y va y resulta que comienzas a subir y bajar puertos y sierras como si no hubiera un mañana. Que Andalucía no es llana y que lo debería saber ya que Santy, Aitor o Diego en esas Super Randoneé de por allí nos lo recuerdan todos los años.

Pero no pasa nada, la noche fue perfecta. Temperatura buena, ritmo constante y paradas casi casi cortas. Pasamos la sierra de Cazorla al ritmo de los acordes de la Gibson de Mikel Erentxun y el amanecer nos sorprendió por la espalda cuando lo esperábamos de frente, como casi siempre con Adolfo. Un gran contratiempo que mi amiga Raquel, a mil millas de Carzola, es decir en Unzue, quiso arreglar enviándonos de vuelta a Toledo, para tener el sol de cara y las fotos en el Instagram perfectas. A mí me pareció un buen plan pero en la cabeza de Adolfo pesó más su reto solidario que mi Instagram y yo sólo soy su gregario.

Y llegamos al desierto de Tabernas después de coronar un puertaco a 1300 metros, el Collado García, brutal. No esperábamos un coloso tan largo y tan duro. Me sorprendió tanto como el abrazo que recibí del doctor Curro Huete en Tabernas. Una pequeña mascletá de color y calor a caballo entre la bienvenida y la enhorabuena. Un disparate de abrazo.

Si el Alcázar de Toledo me cuesta verlo 27 minutos, en el tiempo que necesito para comer fuera de casa todavía soy más rápido, pero mucho más rápido, porque directamente no como. Por eso todavía Adolfo y yo no estamos alineados del todo, él hace cosas tan sobrevaloradas como comer o dormir. Y me cuesta parar la rueda y cambiar mi sillín por una silla, y mi botellín del Portimayor por un barril de cerveza que mata de sed. Aunque luego, allí, esta vez en la playa de Almería con la risa fácil de Quini y el arroz caldoso, la comida fue una fiesta.

La figura de Adolfo y sus retos se hace cada vez más grande. La clave es poner el foco de todo esto en el fin social mandando al palco el ego deportivo que todo deportista tenemos. Cada vez más medios se hacen eco del evento. Esta vez fueron las radios como la Cope, Onda Cero, agencia Efe, informativos de la Sexta todo a nivel nacional y la prensa de Toledo y Almería.
En todas las entrevistas el bueno de Adolfo se entretiene en contar las ayudas que va recibiendo y lo que piensa hacer con ellas. Ni rastro del frio del amanecer, del sueño y el cansancio de pedalear 24 horas o la preparación para su reto deportivo, nada. Esa visión sencilla y humilde de hacer las cosas, hace que me cruce España para taparle el viento con la cara manchada de felicidad. Y ya vamos por el cuarto vuelo.

Así es la cadena que mueve la bicicleta Cervélo de Adolfo, un montón de eslabones unidos a prueba de bombas y de retos y de causas chulas y justas que hacen posible lo necesario. Con el grupo Jarama y Auna Distribución a la cabeza, con su familia siempre pendiente, sus amigos Linos, Hugo, David, Quino, Melqui, Curro y muchísimos más siempre al pie del cañón y de la furgoneta de apoyo. Con el núcleo duro de Pamplona con Iosu de Gabyl a la cabeza apoyándolo siempre hasta el infinito y más allá.

Y en esa cadena estamos Juli y yo, dos eslabones pequeños con tonos de miel, que giran en alrededor de una camiseta de súper héroe Phelan Mc Dermid, unas zapatillas Hooka y un trozo de tiempo que robamos a cada domingo para nosotros dos.

Juli y su familia, mi amiga Inma y una carrera a pie al amanecer por Córdoba fueron el punto final del último vuelo del hombre bala y Almería el comienzo del siguiente reto de Adolfo.

Y no tengo nada más que contar.

Willow