“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

MIGUEL GRÁVALOS, MI AMIGO DE GUARDIA EN EL MOVISTAR TEAM

Al asiento verde que ocupa Valverde en el Autobús del Movistar Team le hace falta un buen repaso. Le pasa un poco como al sillón de mi abuelo Martín que tenemos en casa. Mi madre lo quiere tapizar y a mí me parecen chulas esas señales del paso de los años, en el sillón y en el asiento del Bala claro, porque en mí no me hacen ninguna gracia, ya sabéis.

Me esperaba más de ese asiento verde. El autobús del Movistar, desde el documental “El día menos pensado” se ha convertido como el mejor plató de Hollywood para los amantes del ciclismo. Y luego, allí en el autobús no es más que un asiento y el autobús es muy chulo pero es un autobús.

Es la grandeza del ciclismo, que cuando llegas a poder estar dentro del él descubres que es un deporte sencillo, de día a día, de constancia y de muchísimo trabajo y diferente a los demás.

He tenido la suerte de compartir horas de bicicleta con la grupeta profesional de Pamplona, en sus años buenos, cuando viajaban los Uran, Menchov, Chente y compañía y cuando la casa de Xabi Zandio era la embajada de Colombia en España. Y siempre me sorprendió, además de lo rápido que iba Arrieta, la sencillez con las que contaban sus batallitas en las carreras. Era como escuchar a los juveniles después de la carrera de Dicastillo pero hablando de lo chulito que se estaba volviendo Philipe Gilbert o que a Manolo Saiz se le había ido la pinza en una salida de la Vuelta a Valencia.

Dicastillo y la Paris Niza en realidad no son muy diferentes, como el Club Ciclista Villavés y el Movistar Team, como Pepe Barruso y Eusebio Unzué. En torno a la bicicleta se pueden juntar mundos que parecen estar a mil millas uno de otro.

La semana pasada Miguel Grávalos, un amigo de guardia de toda la vida, nos hizo pasar un buen rato en la sede del equipo Movistar en Egües. Mi ciclismo y el de Eusebio Unzué se instalaron durante un rato en los Miroir du Ciclysme de mi padre, la Bordeaux Paris de Duclosse Lasalle y Dominique Arnaud para viajar por la Strade Bianche rumbo a la Race Across América. Y ni rastro de Enric Mas, os lo prometo.

Los cuarenta años del equipo son la sonrisa de Eusebio Unzué a las ocho de la tarde con la nave apagada y su despacho encendido, precisamente por eso se llega a mantener un equipo durante 40 años , con ilusión, que dice su hermano Joaquín a sus compañeros cicloturistas de Orkuci, marca de la casa, no hay duda.

La misma ilusión que tiene Pepe Barruso para llevar cuarenta y cinco años tirando del Club Ciclista Villavés, alegrando la vida a los más de mil críos que hemos pasado por allí. Es la esencia del ciclismo, de los recorridos de larga distancia y sin fecha de caducidad. Dos ciclismos tan diferentes pero decididamente iguales. Ciclismo de ultrafondo también.

El viento es un huracán últimamente por aquí. De lunes a jueves me atiza fuerte y de cara durante todo el día, como en mi primer Camino de Santiago del tirón, donde sopló de frente desde Logroño hasta pasado O Cebreiro, unos 500 kilómetros seguidos y entonces, en Galicia, empezó a llover. Pero llegué a Santiago, inasequible al desaliento entre nunca y jamás y hecho polvo, claro, como llego más o menos al jueves cada semana, después de remar contra viento y marea todo el día, con la luna a cuestas y el agua al cuello. Son los daños colaterales de la búsqueda de la excelencia en el trabajo, imagino, porque yo no sé nada de esas cosas.

Este fin de semana el huracán ha seguido por aquí, pero los fines de semana uno ve las cosas con los ojos del joven Oscar Morales, y todo es “de lujo Willow”, nunca va a llover y la gasolinera siempre está a la vuelta de la esquina.

“Quédate con quien te mire como yo le miro a Javier Iriberri” escribió Perdi el otro día acompañando una foto en Annapolis (Washington) en la llegada de la Race Across América, el punto final de los finales de mi vida. Mi mirada en esa foto estaba perdida después de 4950 kilómetros, por lo visto la frase debe ser de un meme de estos que circulan por la red, pero la mirada de Perdi era como escuchar Vasos de Roma y Ginebra de la Gibson de Mikel Erentxun, otro nivel. ¡En qué estaría pensando yo para no haberle dado un abrazo en ese momento!

Veo que me he ido un poco del tema de hoy, que es mi amigo Miguel Grávalos y nuestro Movistar Team. Por cierto, en casa ya nos hemos hecho fans del nuevo fichaje del equipo, Ivan García Cortina, pero muy fans, nos encanta, un perfil diferente, un cambio de acera en la línea del equipo que creo le va a dar mucha vida. Y encima es muy guapo. Lo tiene todo.

Termino, esto para mis amigos del C.C. Portimayor de Fustiñana, que sepáis que los Movistar me dieron un botellín rosa de Canyon de cuando ganaron el giro con Carapaz, es precioso, pero tranquilos, lo tiene Iciar, mi hija pequeña, a mí el botellín rosa que me mola es el vuestro. ¡Aupa el Portimayor!

Willow

P.D.: Cuentan que por la escalera de casa se está preparando un Pamplona Cambrils en bicicleta, sin parar ni para tomar impulso, con diez euros en el maillot y sin pensarlo dos veces, con el viento a favor y viendo la vida pasar.