“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

EN LOS BRAZOS DE ANDRES GOÑI; FIN DE LA PRIMERA PARTE

Mi amigo Andres Goñi está mazao, pero muy mazao, es tremendo, no he visto nadie como él, de verdad. Y sé de lo que hablo, cuando era hombre bala pasaba algunas temporadas en el gimnasio y había gente cachas, definida, unas bestias con las máquinas, pero nada comparable con Andrés, que va.

Por cierto, para los PTV (Pamplona de toda la vida), hablo de Andrés Goñi mi amigo del periódico, no lo confundáis con Andres Goñi de la carne de potro, que aunque también es amigo y buena persona, no tiene los brazos del primero.

Se lo ha trabajado, es cierto, he seguido su progresión día a día y año a año. Mi pequeña cronofobia no me permite compartir la cantidad de años que llevamos trabajando juntos. De hecho entramos a la vez en el periódico hace ya muchos años, demasiados. Media vida.

Para situarnos en el tiempo sólo diré que estábamos dando los últimos coletazos a nuestra tremenda adolescencia, la suya y la mía fue parecida, somos dos almas gemelas con cierta tendencia a la autodestrucción, ya sabéis, cuando todo es ahora y nada es eterno, y claro, así los últimos coletazos se prolongaron más de la cuenta para nuestra gracia y desgracia de Irache y Eva. Hasta los treinta las puertas del amanecer eran fuego y gasolina.

Y así fuimos pasando los años en el periódico. El trabajo no estaba aparte de nuestro estilo de vida, también lo dábamos todo. Ejecutábamos las órdenes como si estuviéramos en el ejército, lo hacíamos todo y no cuestionábamos nada.
Éramos los primeros en tirarnos de cabeza al río para comprobar la profundidad,así sin pensarlo. Una forma de entender el trabajo, no tengo claro si acertada o no, pero así lo hemos hecho. Una vez nos dijeron que nuestra implicación con el periódico era lo nunca visto, yo creo que era consecuencia de una forma de vivir llevada a todos los campos.

Así que mantenerse de esta forma en el periódico ha sido relativamente fácil ya que bajar laboralmente era imposible, porque detrás nuestra nunca hubo nadie y nunca nos planteamos subir, por arriba no había sitio, siempre hemos tenido jefes y por encima de éstos otros jefes y subdirectores y directores y si no teníamos los jefes de otros departamentos que automáticamente son tus jefes y los últimos años varios tipos de Coaching. ¡Qué follón Willow!

Así estábamos Andres y yo, instalados en el bajo, esperando a un ascensor que siempre estaba lleno y decíamos aquello de “subid que no tengo prisa” y así se nos ha pasado media vida, viendo a gente que sube y baja, algunos, muy pocos, se quedan por arriba y a otros cuando llegan arriba los tiran directamente abajo. El salto desde un ático suele ser definitivo.

La transición de la adolescencia al intento de madurez actual la hicimos de la única forma que sabemos, a tope. Seguimos tirándonos al río a comprobar la profundidad, aunque como hemos madurado ya no nos presentamos voluntarios, nos invitan a hacerlo, que no es lo mismo pero es igual, que dice Silvio Rodriguez. Tenemos un claro problema para pronunciar el “no”.

Andrés se fue metiendo en el gimnasio, pero nada de dos días a la semana, no, todos los días y dos veces al día, tremendo. Y yo pasé de correr una Quebrantahuesos a la Bordeaux Paris, todo como si no hubiera un mañana. Un disparate de actividad diaria. Quizás una forma de no plantearnos nada. Del trabajo a la pulsación y nada más.

Y claro, cuando ningún final te basta y siempre quieres más, acabar atravesando Estados Unidos sobre la bicicleta en 11 días es lo mejor que te puede pasar, algo que se veía venir. Como la implacable decisión de Andrés de cambiar de vida y de trabajo, de romper ese círculo en el que llevamos metidos más de dos décadas, hay que tener brazacos para romperlo, es cierto, pero también saber poner todas las fuerzas posibles para conseguirlo, como si no hubiera un mañana, como todo en nuestra vida.

Está claro que Andrés y yo eso de salir de la zona de confort lo dominamos, de hecho y repasando estas líneas creo que no hemos estado dentro nunca, la vida, la media vida que llevamos ha sido un disparate, así que como dice Andrés, que en realidad es de Mikel Erentxun, “fin de la primera parte”.

Tengo muchos amigos, creo, pero amigos de guardia, esa idea que me tiene en bucle, pocos, Andrés es uno de ellos. Por eso y a pesar de verlo todos los días de media vida fue uno de los pocos que llamé desde Estados Unidos sobre la bicicleta cuando la Race Across América se puso ya favorable. Aquella vez celebramos el final de la conquista de mi vida, de la vida. Ahora le toca a él. Lo que no tengo claro es para dónde vamos a tirar, la verdad es que desde que volví de la RAAM no tengo nada claro, espero que él consiga al fin su paz interior, y que me lo cuente, claro.

Amigos de guardia que te recogen al caer y te ayudan a volar sin turbulencias.

Buena suerte amigo ahí fuera y mi enhorabuena y gracias por estos años, has sido un gran compañero y como dice Marta no has parado de ayudar en el trabajo a todos sin excepción. Un poco seco, si, pero eso ya lo trataremos ahora que empezamos la segunda parte de la película.

Si te apetece algún día una buena juerga no me llames, que te diré que sí y a nuestra edad el futuro es cada vez más corto y la resaca larga, así que no me llames. Y además tengo una nueva bici y esta vez es mía, una Pinarello Dogma F10 negrica, para seguir apurando la vida al filo de otra edad.

Y avisa en la web masmúsculo.com que ya no curras aquí, para que cambien la dirección de envío de las chucherías, yo con la sales de Nutergia tengo suficiente.

El temazo esta vez no es de Mikel Erentxun, disculpas, es del maestro Sabina, le va tan bien que no me he podido resistir.

Superviviente si ¡maldita sea!.

Willow