Una de las aventuras que más me ha impactado fue la de Santy Mozos cruzando Estados Unidos en Autosuficiencia. De verdad que me dejó impresionado. Vamos que Strasser con sus 7 días en la RAAM con 12 tipos de equipo de apoyo me parece un “mierder” a lado de Santy.
Cualquiera sin ayuda no sale vivo de los desiertos de Arizona y si sale, cae rendido en el de los Indios Navajos, pero Sany no, y además lo hizo a limpio selfie, Santy pedaleaba, se buscaba la vida y nos lo contaba.
No me digáis que tipo de cargadores llevaba, pero si algún día me animo a seguir sus pasos, llevaré varios de esos, ¡qué tío!
Era como un equipo de la RAAM pero en una sola persona. A Santy no se le terminó ninguna batería, ni la fuerza, ni el empeño, ni la sonrisa.
Lo mejor de todo es que después de ese viaje Santy no ha dejado de sonreír y de contarlo, claro, porque Santy lo comparte todo con todos y en todos los lugares que os podáis imaginar y también a todas horas, porque la bicicleta para él no tiene horario, ni prisa, ni reloj.
Po, el osico de Kung Fu Panda, se pegó toda una película buscando la paz interior. “Paz interior” “paz interior! repetía una y otra vez y nada, no hubo paz interior hasta el final de la peli, y cuando la encontró se cepillo a aquellos malvados lagartos, no dejó uno, y de pasó salvo el mundo.
Leí a Santy que después de aquel viaje encontró, como Po, la paz interior, o al menos eso creí leer, porque desde entonces, como Sabina, dejo de hacerse selfies al ombligo, y ahora se los hace a la sonrisa y a los amigos , y a Cris, y pasó del ciclismo de competición a Randonneur, como bien escribió en su blog. Eso es volver a la esencia, una gran idea, El Dorado.
Conozco a Santy desde hace años, creo que es la mayor amistad virtual que tengo, y le tengo en muy buena estima, me cae bien y me gusta todo lo que me cuenta de las pruebas de autosuficiencia en las que está metido. Carreras con el único fin de compartirlas con los amigos, conocer sitios, países, experiencias. Sin prisa pero sin pausa, al limpio selfie, eso sí, porque la felicidad hay que compartirla, porque es el mayor de los éxitos. La felicidad plena ¿quién la pillara?. A Santy le queda poco.
La semana pasada salí a su encuentro, en su etapa final de la Transpyrenees al puerto de Urkiaga, quería darle un abrazo a Santy y conocer en persona a Cristina, la chica con una de las sonrisas más dulces encima de la bicicleta, y con una voluntad a prueba de bombas, de bombas y de retos de Santy. Casi nada.
En el poco rato que estuvimos me habló de la vuelta a la esencia del mundo randonneur, las aventuras compartidas, todos los sitios que va a conocer este año, toda la compañía que va a tener y lo contento que está. Paz interior.
Al hombre bala aún le queda un último vuelo, será Suiza, en Agosto, pero quizá la progresión más lógica y auténtica de todo esto sea volver al mundo randonneur, pero al auténtico, eso sí, que el ultrafondista firmante casi lo desconoce, confieso lo único que sé es cambiar una cámara y justo.
Soy fan de Santy, y también de Cris y claro, se nota, pero llevo una semana en círculo con la idea y lo escribo tal y como lo siento, y sin el límite de líneas del periódico ¡por fin!,
El selfie de la felicidad plena.