Con mucha gracia, como siempre, explica Chente Garcia Acosta de dónde viene lo de “la fuga de la fuga”, ese término que se ha hecho viral con los documentales del Movistar Team.
El bueno de Chente, le cuenta en una entrevista a Javier Ares como aquello va desde el año 1997 aproximadamente, cuando Eusebio Unzué les decía que tenían que ir en fuga y él vio que con ir en fuga no hacían nada, que debían coger la fuga de la fuga. Y así lo hizo. Chente fue un gran corredor, un hombre en fuga, y un gregario de lujo.Y me dejó pasar delante de él en la carrera de Dicastillo, hace ya muchos años, demasiados, quizás veinticinco, porque para mí la vida se resumen en el ahora y el hace veinticinco años. Suficiente y a veces, demasiado. Son los daños colaterales de vivir entre la primera y la segunda parte de la vida.
A mí me gusta lo de la fuga, siempre me ha gustado, una vida en fuga, un hombre en fuga, como la biografía imposible de Marco Pantani. Como la idea del hombre bala, al que siempre le queda un último vuelo, otra fuga más, porque ser hombre bala es tener la vida siempre lista para poderte estrellar, porque en el vuelo está la vida y no valoramos el final, no somos tan mayores, todavía. El “cuando todo es ahora, cuando nada es eterno” del Joaquín Sabina.
Así que el martes pillé la bicicleta, una mochila pequeña y las zapatillas de correr y me fui directo a estrellarme a la zona de la Landas, via el puerto de Urkiaga, el balneario de Cambo les Bains, el nudo de Bayona y el eterno carril bici que atraviesa los bosques de las Landas, desde Biarritz hasta Bordeaux.
Capbreton y su muelle, pusieron el sol en la línea del final del mar, y nuevamente el anochecer en las Landas fue un éxito, la “Golden Hour” en soledad, con una lata de Heineken y el tema de “Acuérdate” de Mikel Erentxun en un auricular, con esa mirada vulgar de un tipo sin edad. Tremendo.
El amanecer me volvió a pillar en el mismo frente del mar, corriendo con las zapatillas, esta vez con unos cuántos surferos que a las 6.30 de la mañana iban entrando al agua para endorfinar un ratico con su deporte antes de comenzar su día, felices con sus neoprenos, como lo estaba haciendo yo. Pero claro, como lo mío era la fuga de la fuga, a mí me quedaba pillar la bicicleta y volver a casa por toda la costa y seguir la fiesta durante todo el día.
Así que vuelta al carril bici atravesando el bosque Landés, donde tantas veces he corrido a pie y Mikel Erentxun y La Oreja de Van Gogh han grabado unos cuantos videos de sus temas. Y pasar por Biarritz, mi segunda casa, San Juan de Luz, Hendaya, San Sebastían y sus nudos imposibles para la bici, y sus playas y Monte Igueldo, que es un monte al que volver es siempre es una buena opción.
Y la fuga fue descarrilando camino de Tolosa y Azpiroz, allí por la GI-2531, la carretera de los mensajes bonitos, la que lleva al nacedero del Araxes, ese viejo camino al San Sebastián familiar sin aire acondicionado ni ganas de reír. Y en la que un algún enamorado en fuga, imagino, escribió a golpe de spray “Si me das a elegir, me quedo contigo”. De locos.
Vamos con el temazo de Mikel para esta entrada regulera de hoy, “Corazón de mil inviernos” pero atentos, que he encontrado una versión con el audio de un directo, Mikel solico al piano, de los mejores momentos que he vivido en sus conciertos, porque aquí, el ultrafondista venido a menos, además de anocheceres eternos en el mar también ve cosas bonitas, como ésta.
Willow