“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

ROSAS ROJAS BAJANDO CIA

¡Atención todos, son carreteras estrechas y cuando pasen las motos tenéis que echaros a la derecha!. ¿Me habéis oído los de atrás?.


Y banderazo de salida y a por los 85 kilómetros con lluvia y a cinco grados por las carreteras de Ulzama y Basaburua. La cosa esta clara, como dice Julio de los del Tenis. Cada organización les cuenta a los corredores lo que creen más necesario, ¡faltaría más!, aunque eché en falta el aviso de las dos curvas de final de bajada de Madoz, punto habitual de caídas, el paso estrecho por el pueblo de Cia en plena bajada del puerto, los baches entre Oskoz y Musquiz y la consigna de la precaución general ante un día de lluvia en zona de montaña.


Pero no pasa nada porque son juveniles y se tienen que hacer hombres y tal, y sobre todo curtirse para cuando sean sub 23, los cinco del pelotón y profesional el único que pinta que va a llegar. Que sepan lo que es bueno y que aprendan, y que espabilen, que en dos días están corriendo una imaginaria Strade Bianche y ahí no se andan con tonterías.


Fue el domingo pasado y Miguel se pegó un buen piñazo bajando Cia, y no fue culpa ni de las motos, ni del organizador, ni del cha cha cha de Gabinete Caligari, la culpa fue suya y sólo suya, un error del cálculo entre la velocidad, el pavimento mojado y la curva que le venía de frente. ¡Pim pam pum! y recto al campo. Y del campo al coche y del coche a casa, pensando porqué iba a 60 kilómetros hora en esa recta. ¡Maldita sea!.


A partir de ahí de viaje por “la suerte por no tener nada roto”, con la cofradía del “podía haber sido peor” y la memez del “volverás a caerte y volverás a levantarte las veces que haga falta”, que esto navegando en las aguas de las RRSS es un bombazo.


Yo pienso que no hay nada bueno en caerse bajando un puerto y punto, porque mucho mejor es no caerse, y que caerse es una mala suerte que no debería de ocurrir. Pero ocurre, y ocurre en todas las carreras y varias veces en la misma prueba. Y a mí se me parte el alma en dos cuando les veo tirados en una cuneta con la bicicleta rota por los suelos.


Momentos en los que no quedan palabras de consuelo ante tal derrota, ni mercromina suficiente en el mundo para las heridas. Así que a falta de saber arreglar bicicletas hacemos lo único que sabemos hacer, llorar. Y cuando hemos terminado de disimular como podemos el lagrimón, entonces y sólo entonces, empezamos a valorar las opciones que nos quedan en los días siguientes para ser felices con la bici, como antes, como siempre.


A la dificultad que ya tienen con los ritmos a los que corren y el escaso margen que dejan antes de retirarlos de las carreras, este año la lluvia les está atizando pero bien en las pruebas, y el frío, y cuando no se retira medio pelotón con hipotermias lo hacen por caídas. No lo tienen fácil los cadetes y juveniles, para nada.


Hoy en día elegir el ciclismo como deporte complementario a los estudios a la edad adolescente tiene un mérito tremendo, además de una afición a prueba de bombas. Por eso escribí hace algunos blogs, que debemos facilitarles las cosas en la medida que podamos, o por lo menos no ponérselo más difícil de lo que ya es.


En fin, nada nuevo en este blog venido a menos, salvo el pequeño error de cálculo de Miguel en Cia que terminó un su primera “mascletá” seria sobre la bici, lo demás, la enésima autobiografía de un fracaso, que decía Aute.


Pero estoy seguro que las siguientes lágrimas serán de felicidad, como las de Mikel Erentxun con Sole Jimenez en “Rosas rojas”, y serán cuando Miguel termine la próxima carrera, porque tengo un máster en llorar y en torno a la bicicleta siempre termino llorando y bien a gusto.


Creo que he dejado lágrimas por todo Estados Unidos, desde el muelle de Oceanside en la costa Oeste al de Annapolis en la Este, todo. Por no hablar de lo que pude llorar en St George im Attergaut (Austria) en aquella llegada con Cano y la familia, o cuando me puse el temazo de Libélulas al terminar el Campeonato de Europa de 24 horas en Eslovenia, ¡madre de Dios que manera de llorar!. Luego ya, en Santiago, Salou, Paris, la Bretaña, Bordeaux y el Tourmalet ya voy a tiro hecho, he ido tantas veces que ya tengo mis sitios perfectos para echar la lágrima como si no hubiera un mañana.


Maneras de vivir, ya sabéis.


Willow


P.D.:Por favor, si eres cadete o juvenil y estás leyendo este blog, cosa que lo dudo, ¡deja paso a la motos!

Termino, perdón, ¿os parece recuperar "maneras de vivir" versión Carlos Tarque para el temazo de hoy?. Vamos a por ella.