“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

STRASSER SE LO PIERDE.

No sé cómo andará Cristhop Strasser a estas alturas de partido de cara a la RAAM. Al pobre no se le presenta bien la carrera, después de ganar 4 veces la prueba y de batir-se a él mismo el record para juntar las dos costas de EEUU en 183 horas, no sé me ocurre qué puede hacer este año, además de ganar otra vez, casi nada.
Imagino que sus datos en su Power2max andarán por las nubes.

Sé que cuando llueve, allá por la ciudad austriaca de Graz, se mete sesiones de 7 horas de rodillo, ¡y pocas me parecen!. Y seguro que hará pruebas de carrera, simulaciones de 24-40 horas con sus 12 personas de equipo de apoyo y sus vehículos. Está bien, que diría mi amigo Esteban Altuna, sí, está bien.

Por aquí, hacemos lo que podemos, todos intentamos llegar a todo y lo vamos haciendo poco a poco, pero en paso firme.

El equipo de apoyo está funcionando a las mil maravillas, no son 12 como los del austriaco, son 6 amigos los que desplazó allá y otros que se quedan aquí. Cada uno está haciendo su papel, su cometido, su especialidad podríamos decir, preparando cosas aquí y estudiando lo que nos pueda pasar allí. Todos. Y yo con ellos, poco a poco vamos cerrando vuelos, hoteles, vehículos, patrocinadores, colaboradores, material, gestiones de carrera, informes de otros años.

Todo esto es nuevo para nosotros, tenemos la experiencia acumulada en Austria y Eslovenia y las mil pruebas de varios días de los últimos quince años. Esas pruebas hoy por hoy me aportan el poso en el cuerpo del paso de las horas en la bici que aun siendo muy importante, para una RAAM es igual.

Y quizás porque todo es nuevo tenemos la ilusión y las ganas de trabajarlo a tope. Y creo que conforme van pasando las reuniones vamos dando pasos, nos vamos viendo ya en la salida, en la carrera, en situación, nos vamos viviendo arriba y eso es un buen síntoma, lo sé.

Debemos avanzar más todavía si no queremos llegar al sexto día de carrera pensando que estamos en un atasco a la salida de Bilbao ¿os acordáis?. Este tipo de situaciones serían fatales en la RAAM.

Por mi parte, como le contestaba a mi buen amigo Txema el otro día, ando entre el llano de Monreal, el puerto de Etxauri y el rodillo todo el santo día, mirando la pulsación, la cadencia y la potencia (esta última entre que el aparato es de estimación y yo estimo que en el llano no estima muy bien pues lo miro más en las subidas), pero en una semana cambiamos la estimación por la medición (que no nos pase nada).

Pero el entreno estrella de este año es la cadencia. Entrenar por medias de cadencia altas hace que entres en pulsación alta también y la mantengas hasta que acaba el entrenamiento, es una sensación aprovechar las dos o tres horas que no había sentido hasta ahora.

Con la cadencia también he empezado a trabajar la fuerza haciendo “n” series desde parado hasta llegar a una cadencia alta y todo con el plato grande y el piñón pequeño, para mí brutales. Noto que mejoro, pero cada día el entreno casi casi es un reto para mí. Imagino que así tiene que ser, por algo es la Race Across América.

Cada vez que el calendario va soltando días, va tomando sentido el poder finalizar la prueba y también van aumentando los nervios y como buen “Iriberri” que soy, intento estar encima de todo, voy viendo donde la podemos pifiar, que podemos hacer cada minuto allí y hasta el otro día empecé a pensar que iba a hacer en el 2019, en fin…..

También tengo unas ganas terribles de empezar en serio a compartir con el equipo de apoyo la experiencia en una pequeña prueba que haremos en abril sobre 24-30 horas y desde luego los días allí, en Estados Unidos.

No os voy a engañar, este año la sensación de “quitarme” la prueba avanza más en mi mente. El deseo de acabarlo, no sabría decir si de pasar página en junio, pero sí de hacerlo ya, cuanto antes. Aunque quedan cuatro meses a veces lo veo tan cerca que es como si se me cayera encima toda la RAAM con sus 54 Time Station y sin avisar. Vértigo.

Os confieso que los ratos de vuelta de entrenar, esos 20 minutos suaves sobre la bici son tremendos. Según me haya bailado el corazón, veo que pasamos por EEUU como quien va a Zubiri a tomar el café o veo directamente que el maldito avión de Norweigan no despega de Barcelona, y si despega tiene que aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Merignac en Bordeaux, ¡qué pasa, que a ninguno se le ha cruzado un entrenamiento!!! Pues a mí cuando se me cruza se me cruza el entreno, el avión, la autocaravana, la TS de Durango y todo lo que se me pueda “cruzar” por la cabeza.

Siempre he dicho que los años de las pruebas nuevas son los más chulos, los que hacemos algo que no tiene un final seguro, que no podemos controlar todo todo todo para llegar a meta. Esto me hace, nos hace, estar vivos. Esto y compartirlo con 6 amigos allí es lo más bonito de toda esta aventura, sin duda.

Pobre Strasser, lo que se pierde.