“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

200 KMS CON LA BICI DE MONTE: CERRANDO LA "NO" PEDALS DE FOC

El mes pasado me hicieron una entrevista para la revista BICISPORT que está ahora en las librerías y, ¡cómo no!, salió la pregunta de por qué me había dado por la vía del ultrafondo en el ciclismo.

Ante la pregunta en cuestión, siempre se me plantean dos respuestas. Una, la comercial, muy de redes sociales, algo espectacular, no sé, se me ocurre el viaje otra dimensión, algo de los límites que no suele fallar, el reto también va muy bien... Pero no, lo siento, no es algo espectacular, simplemente quería notar las sensaciones en mi cuerpo a medida que aumentaba los kilómetros cuando el resto de cicloturistas se iban para casa. Me gustaba sorprenderme de que el cuerpo te da mucho más de lo que pensamos, me sentía y me siento tan bien en la soledad de la tarde o el amanecer con la bici, eso sí es otra dimensión.

Los seguidores del blog ya sabéis que este año se me quedó la espina de la participación en la prueba de MTB Pedals de foc (abrazo a Mikel Jimenez, Joseba Iraizoz, Mikel Sagaseta y Ferdi Andueza). La prueba fue durísima por el recorrido de 220 kilómetros, el desnivel, la lluvia y el frío. No pude salir por el sistema de navegación ya que estábamos allí fuimos a la llegada. Pude hablar con varios ciclistas que llegaban literalmente rotos del frío. No podían bajar solos de las bicis llenas de barro. Me pareció una imagen dantesca, de sufrimiento extremo. Hablé con varios de ellos sobre cómo había ido la prueba y todos me dijeron lo duro que era pedalear unas 15 o 17 horas.

Habían subido y bajado todas las montañas de Valle de Arán, por caminos y senderos llenos de barro, parte andando. Se habían enfrentado a una zona de 20 kilómetros a dos grados de temperatura y más de 2.000 metros de altura. Les había llovido de lo lindo y para ellos lo más duro no fue todo lo que rodea a esta prueba sino pedalear tantas horas seguidas. ¡Increíble!

Todos estos factores que a mí me habrían manado al hotel en menos de seis horas estos bikers no le daban ninguna importancia, solo las horas, el tiempo.

Al llegar casa y, sobre todo, al volver de Eslovenia, retomé la MTB de la mano de Juan Unzué. No me cuadraba lo que vi en Vielha y por más que se lo contaba al bueno de Juan no acababa de entender que lo duro de aquello fueran las horas y no el barrizal, el frío y el poco agarre de la bici en esas condiciones. Así que decidí probar, volver a mis orígenes en el ultrafondo y ver qué pasa si haces 200 kilómetros seguidos con la mountain bike.

Dicho y hecho. Este sábado, aprovechando la vida social de mis hijos por las piscinas de Pamplona, decidí probarlo, ver qué pasaba, nada más. Al punto del amanecer ya estábamos Mikel Erentxun y yo dale que te pego, yo encima de la bici y Mikel en el mp4 y así todo el Santo día. Por lo menos a Mikel algún relevo le dío Joaquin Sabina con su nuevo disco "Lo niego todo".

Ni me metí en muchas subidas técnicas, ni trepidantes bajadas, nada épico. Querer comparar mi pequeña romería de 200 kilómetros por la cuenca de Pamplona con Pedals de Foc es hacer del Alto de Erro el Col du Tourmalet, pero pude comprobar en mi cuerpo que efectivamente la bici de monte es un esfuerzo brutal si lo alargas en las horas, nada que ver con la carretera. Yo estuve 10 horas seguidas, nada más, en Pedals de Foc fueron muchas más. Mi sensación de cansancio fue de 350 kms de carretera.

De la salida, me quedo con el tramo que hice por el Camino de Santiago de Zubiri a Pamplona. Lo habré hecho por la carretera cien mil veces pero el camino cerca de la carretera, no tiene nada que ver. Me acordé de mi amigo Victor Sotés y su blog a los que hacíamos el Camino de Santiago sin parar y que con razón nos instaba a que fuéramos hacer nuestras demostraciones a otro lado. Efectivamente el Camino por caminos es otra historia, aunque a mí y a mí Speedmax nos quede uno sin parar por lo menos.

No es cuestión de llevar el cuerpo al límite, yo "casi" nunca lo he hecho y "casi" nunca lo volveré a hacer. Solo acercarme un poco, de lejos, a lo que pudieron sentir aquellos bikers que me han tenido dándole vueltas a la cabeza todo el verano, nada más.

En menos de un mes, Mikel Baráibar, mi compañero de todo, arranca la Madrid-Lisboa non stop y para él sí que va a ser non stop ya que la hace solo y de tirón los 780 kilómetros. He conocido gente que la ha hecho a relevos pero sin quitarle a su prueba el non-stop que vende tanto como el finisher de turno. Mikel es tan real, tan auténtico que todo lo que hace es non stop y a tope, doy fe. Además, estaré en su equipo de apoyo para darle el "chubasquero del Katyusha", si hace falta (esta prenda tiene para un blog propio).

¡Adiós!

¡Ah! Perdón, se me olvidaba. En un par de semanas, presento una colaboración que me ha hecho especial ilusión, bueno, especial no, mucha ilusión.