“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

CRONICA RACE AROUND AUSTRIA PARTE III Y FINAL: "RETENCIONES A LA SALIDA DE BILBAO"

¡Vale! Sí, lo reconozco, el título no tiene nada que ver, pero ¿qué esperabais?. A estas alturas del partido uno tiene que echar mano de cualquier recurso, aunque luego veréis que las retenciones en Bilbao tiene su punto en esta última entrada.
Venga, al lío. Nos presentamos en la mañana del tercer día con 60 horas ya de carrera, bajando el puerto de Felbertauner a todo llover, con mucha precaución, mil capas de ropa y buen ánimo. Había superado la pequeña crisis de la noche anterior y el breve masaje de activación de Oscar me había dejado perfecto. Esa mañana volvió a llover y mucho, sin embargo estábamos sobre los 15 grados de temperatura y lo llevé muy bien, era la llegada a Innsbruck pero antes tuvimos que superar los puertos de Gerlospack y de Krimmler, bastante llevaderos. Aquella tarde fue la primera que rodé solo, ya que en ese tramo por motivos de tráfico la organización prohibía al coche de equipo seguir detrás del corredor. Así lo hice hasta pasado Innsbruck. Por cierto, impresionante el trampolín de salto de Sky que tienen de sus Olimpiadas de invierno. Fue un buen día, sin paradas y a ritmo constante. Avancé.
Y llegó la noche, aquí Joseba y el Agui me avisaron que tenía que sortear dos puertos bastante altos hasta llegar al TS3 de Bludenz en el km 1640. El primero lo arranqué al final de la tarde y ya lo bajé de noche. Un puerto de 25 kms que en su final se endurecía muchísimo y llegaba a casi 2000 metros de altitud. Lo subí bastante digno y di caza a varios corredores, el austriaco Weisselbrau y nuestro amigo Polaco Remigius Siuzinski. El segundo puerto ya con cambio de turno en el equipo de apoyo se me hizo tremendo. El Wielerhohe pasaba los 2000 metros de altitud y 45 kilómetros no muy duros pero que se hicieron eternos. Tuve una sensación que nunca antes había tenido, me quedaba dormido subiendo. Increíble. Así que a mitad de puerto hicimos otra parada de media hora para dormir y seguir para llegar a su cima al amanecer en una preciosa estación de sky con unas vistas espectaculares en un entorno alpino de postal. Otra vez a repetir el ritual, a ponernos mil ropas y descenso de otros 30 kms camino de TS3, donde llegué ya con 13 horas de adelanto sobre el fuera de control.
Pintaba bien verdad?. Adelanto en el tiempo, fin de las lluvias e inicio de los últimos 600 kms, que es una cifra de referencia que tenemos los randonneur. Y no fue mal, por fin de riguroso corto afronté el día muy bien, aunque había vuelto a perder en Bludenz esas dos posiciones a mi me daba exactamente igual. De hecho pocas veces pregunté durante la carrera mi posición. Su dureza, el tiempo, los puertos, las noches....eran muchos rivales ya como para añadir más. La mañana de ese día decidí pasarla sin el apoyo. Llamadme raro, pero a veces el ir solo hace que uno se espabile más y corta un poco con la rutina, el problema fue que por la tarde volvimos al tramo hacía Innsbruck y la organización volvió a prohibir el seguimiento detrás del corredor. Ese día subimos varios puertos, bueno en realidad fue un subir y bajar continuo Fukjakov, Hochtamberpack, Fernpals, Heittenbarg (confieso que estoy mirando el mapa porque con estos nombres y 96 horas que llevaba de bici no los acabé de asimilar). Aquella tarde volví a recuperar 3 posiciones, esta vez pasé a uno que no había visto en toda la prueba, Alex Greisberger, hablamos un rato, iba realmente mal, me contó que había tenido problemas con el estómago, pero seguía despacio, intentando aquello tan difícil y manido que es darle la vuelta al cuerpo. Me cayó muy bien, y su equipo de apoyo también, siempre sonrientes y siempre animando a su corredor y a mí también. Alex llegó a meta y tampoco le saqué tanto tiempo en un ejercicio de paciencia supo administrar sus fuerza y con mucho mérito llevó a cabo la prueba. Me pareció un gran tipo.
Fue un gran día de bicicleta, otra vez sin dormir, avanzando en la posición, con buen tiempo y con el fuera de control ya lejos de mi lista de preocupaciones. Pero llego el atardecer y aparecieron los problemas. Estaba en una parte de la carrera nueva para mí. 100 horas de bici con 2 horas y 15 min de sueño, el hecho de haber realizado bastante parte del día sin el coche de apoyo hizo que dejara de pensar en la competición, de tener la mente en ella y pensar en avanzar, simplemente y entonces fue cuando la cabeza me dio el primer aviso.
Iba a anochecer y el apoyo no llegaba, decidí parar y llamar por el móvil que me habían dado por ir sin el equipo detrás.
-¡Joseba! Dónde andáis?, Venid pronto que he visto retenciones a la salida de Bilbao!!!.
Fue colgar y darme cuenta del error, efectivamente había unas retenciones en sentido contrario, iba a anochecer y yo necesitaba los focos, pero no estábamos en Bilbao. Primer aviso. Aun así decidí seguir poco a poco y la cosa fue bien, pero a mitad de la última noche Joseba se dio cuenta de que pasaba algo raro, subía los puertos y las cuestas a 20 kms/h y sin embargo en el llano no pasaba de 15 kms/h y decidió pararme. Otra media hora y arrancar. Así lo hice. La cosa no mejoró, pero yo seguía avanzando, eran kilómetros de muy poca calidad, lentos y en un estado de poca claridad. Desde el coche me animaban, pero nada hacía cambiar la situación. Llegamos al pueblo de St Martin du Lofer. Quedaban tan sólo 180 kilómetros a meta pero yo no le veía sentido a todo aquello, estaba ausente de la situación de la carrera bueno de la carrera y de todo. El amanecer me partió en dos, paramos en ese pueblo y es entonces cuando Joseba, el Agui y Oscar se dieron cuenta de la situación, y gestionaron con paciencia y un cariño increíble el peor momento que recuerdo sobre la bici. Sabéis que no me gusta dar detalles que puedan confundir al lector, al seguidor, al aficionado sobre lo que es el ultrafondo, no lo haré, pero me quedo con que un buen equipo y sobre todo unos buenos amigos saben darse cuenta y ponerle remedio, estos casos y situaciones también los preparamos, contábamos con ellos y supieron darle solución.
Me metieron a dormir una hora, me sentaron en una terraza con un buen pastel y un café y a base de preguntas, de darme señales me volvieron a meter en la carrera, volví a ver otra vez la estructura de la prueba en mi cabeza, la que llevaba desde que cuatro días y algunas horas atrás había salido de St Georgen im Attergaut. Pregunté el tiempo que llevaba, la distancia a meta y salté encima de la Canyon al grito de.
-¡Todos al coche que vamos a terminar esto ya!!!!.
Esos últimos 180 kilómetros decidí darle todo lo que podía. Recordé que en la planificación Eduard Barceló había diseñado un final en zona 3 y 4. Subí muy fuerte dos puertos y rodé con todas la fuerzas del mundo, con mi barritas de hidratos, con el pulso a mil por hora y con Cano, Mikel y Oscar intentando que fuera más despacio, pero no lo hice, la carrera la quería acabar a tope, como lo habíamos preparado y así fue, volví a recuperar dos posiciones. Rodé el último tramo a más de 32 kms/h de media. Era increible, el mejor final que había podido imaginar. Cano colocó el coche a mi lado cuando quedaban 10 kms y me pusieron a todo volumen "Ojos de miel" de Mikel Erentxun, daba igual, hacía ya unos kilómetros que venía moqueando. Pero todavía quedaba un susto, una "canada" que solemos decir mi amiga Cristina y yo, mirad...
Las motos de organización, antes la inminente llegada adelantaron a mi coche de apoyo y justo cuando pasaban por el arco del último kilometro vi como Cano bajaba la ventanilla y al grito de "¡¡a tomar por c..."!!! lanzó con rabia el libro de ruta al campo con sus 120 hojas. Jodé!! Follón, pensé yo, si nos metían 30 minutos por cualquier cosa, pensé que tirar el libro de ruta por la ventanilla delante de los jueces, lo mismo me metían 5 horas. No me digáis cómo pero aquello lo pasaron por alto.
La llegada fue otro momentazo, te paran un kilómetro antes y la organización pone una moto con la bandera del país de cada corredor y te pasa por todo ese tramo en el que la afición de ánima sin parar y al fondo te espera tu equipo de apoyo y en mi caso también Irache, Miguel e Iciar. Otro revolcón.
Y allí, en novena posición y en la rampa que me había visto salir casi cinco días antes con la maldita lluvia se acabó todo, o no....El día siguiente lo compartimos todo juntos en una bonita excursión por un lago y con una cena que no se me olvidará, pero Mikel y yo estábamos muy callados, pensando, no hablamos mucho de lo que pensábamos, no hizo falta, los dos estábamos analizando lo que había ocurrido, dibujando nuevas llegada y salidas, ritmos, nuevas pausas de dormir, estudiando lo visto a otros equipos..... ¿Realmente había acabado el día anterior todo esto de la Copa del Mundo?.
Acabo. Me suelen preguntar sobre la motivación para acabar semejantes pruebas. Uno puede hablar del reto, otro de la superación, otro de ver los límites del cuerpo, otro de llegar a lo más alto en la clasificación. Yo, y más este año, lo veo claro. Encuentro la motivación en la ilusión que hemos tenido en casa con esta prueba, Irache y los críos y las ganas, la generosidad, y la alegría que le han puesto mis amigos del equipo de apoyo. Todos a tope con un mismo objetivo, con una misma meta y dándolo todo. Por ellos llegué. Por ellos y por sus ganas lo hicimos bien en nuestra primera participación en la Copa del Mundo, por ellos pasamos todos los controles previos, por ellos solucionamos la navegación de la prueba y por ellos me sobraron 17 horas hasta el fuera de control. Por ellos somos un gran equipo. Y también por los que se quedaron aquí y han apoyado como si los tuviera detrás, los amigos, los compañeros del curro, el mundo cicloturista. Y por mi amiga Arantxa González, con ella somos mejores todavía.
Lo siento, acabo otra vez. Eduard Barceló ha hecho un trabajo excelente. El tiempo y la posición en la prueba y ese final lo dicen a gritos. Ruben de Luck me proporcionó unas zapatillas a medida con las que me he metido 2200 kms de tirón y no he tenido las más mínima molestia. Rafa de Make Your Bars le ha puesto más ilusión que nadie con sus barritas exclusivas y su buen hacer. Otro año más que he pasado Jokin Arrasate y Jesús Ariz para estar con Cafenasa de muy buen café y ya van más de veinte. Oscar y Ander de Kunap que les pides un masaje y te lo dan acompañado de un estudio del sueño, otro de los peligros y soluciones del ultrafondo y un par mas sobre la comida. Juan Pablo y David de Canyon, que llegaron en un momento increíble de la temporada, que me están ayudando muchísimo cada semana y a los que tengo en muy buen aprecio y que me ha puesto la mejor de las bicis para dar carpetazo a los 31.700 metros de desnivel. Y Jesús Ara, por empezar todo esto, por ayudarme a arrancar y posicionarme en la vía que me llevaba a la salida, por aquellas jornadas de grabación que no sabíamos lo qué iba a pasar pero que nunca dejamos de creer que lo podríamos conseguir. Lo conseguimos.
Todos los patrocinios tienen nombre, porque todos han ido más allá conmigo. Con todos he establecido una relación de confianza y trabajo casi semanal. Han puesto en valor sus marcas y he conseguido la mejora que su buen trabajo tiene.
Ahora sí. Venga, todos un fuerte......
VAMOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!!