“Darle la vuelta al cuerpo; blog de un ciclista de ultrafondo”

ESPÉRAME EN LA VEREDA.

Llevo casi dos meses sin escribir en el blog, y no es porque no haya hecho cosas, no. De hecho hasta el confinamiento perimetral en Navarra no he parado de salir con las zapatillas y la bicicleta hacia el pirineo.

Dos días libres, pues a Formigal, o a Sallent de Gállego o Argeles Gazost o donde haga falta para un hombre en fuga, que es en lo que me he convertido.

La llegada de la segunda ola de la COVID 19 la he llevado muy mal, la verdad. No guardo buen recuerdo del confinamiento anterior, del ERTE que el periódico no tardó ni cuatro días en meternos y nosotros los mismos en tener muchísimo más trabajo para sacarlo a la calle, no lo olvido, como el encierro en casa.

Del confinamiento anterior lejos de salir más fuertes hemos salido más gilipollas, como era de esperar, como imaginaba. Y hemos pasado del aplauso a los sanitarios a las no fiestas, no San Fermín, no quedadas, no vacaciones y demás “no” para hacer de la nueva normalidad nuestra vida normal.

La segunda ola ha traído más contagios, más muertos, más presión hospitalaria y ahora, como hemos salido más fuertes, pues tenemos más broncas y desencuentros y pocos aplausos a los sanitarios que siguen al pie del cañón, porque nosotros ya pasamos de todo y vamos a lo nuestro, como siempre.

Abres las páginas del periódico y puedes estar leyendo el mismo de hace siete meses y como sigamos así, que seguiremos, el periódico de hoy será el de mayo de 2021. Con nuestros políticos en Navarra y Madrid a la deriva, mención especial a la oposición que se lleva la palma en su colaboración en el asunto de la pandemia.

El cierre de la hostelería ha sido el colofón a su labor para solucionar esto de la COVID. El otro día leí una carta en nuestro periódico de un hostelero que decía que jamás había tenido tanto respaldo de los grupos políticos de la oposición al Gobierno de Navarra. Por lo visto le llaman cada día para preguntar sus necesidades que convierten acto seguido en flechas contra el Gobierno y tira millas o años, los cuatro de la legislatura y alguno más, porque aquí en Navarra algunos de nuestros políticos son ultrafondistas, como yo, pero sin fecha de caducidad.

El día que la presidenta Chivite anunció el cierre perimetral de Navarra y de la hostelería más el toque de queda de 11.00 a 6.00 h, me pareció que por fin hacíamos algo diferente y me pareció una salida buena, ya sé que no suena muy bien pero es así, lo siento. Y me pareció bien porque la segunda ola iba para arriba sin control y fue una medida valiente y arriesgada, no sé si acertada o no porque a diferencia de García Adanero, no soy experto en pandemias mundiales, pero hizo algo arriesgado porque era necesario hacer algo.

A los hosteleros habrá que ayudarles, claro que sí, porque se supone que por el bien común se para su actividad y ese esfuerzo tenemos que devolverlo. Porque tenemos que ser una sociedad solidaria y poner en práctica aquello de salir juntos de ésta y precisamente ahora tenemos una buena forma de demostrarlo.

La curva en Navarra viaja hacia abajo, por las medidas de hace tres semanas y porque no espabilamos hasta que no se nos marca unas normas seguidas de unas buenas multas, porque la responsabilidad, la solidaridad y el compromiso ciudadano en la mayoría de los casos se reduce a la multa.

La vida era bella en fase uno y dos, os lo dije, mi amigo Manu me lo recordó a golpe de grito el otro día. La nueva normalidad se nos ha ido de las manos porque no hemos sabido adaptarnos a una normalidad diferente. Seguimos igual.
Cada domingo aquí llenamos el pico del Castillo de Irulegui como si fuera la Plaza del Castillo en San Fermín y en apenas 500 metros dirección norte tenemos el Tangorri vacío. No espabilamos.

Vaya cambio de acera que le he metido al blog, lo siento, quizás no tenga mucho sentido lo que digo, lo sé. En fin, creo que tengo la vida perfecta para poderme estrellar.

Mientras todo esto pasa, como en la canción "La Vereda" de Mikel Erentxun, yo veo horrorizado que estemos igual, asistimos a un circo en el que nadie se entiende y todos se gritan y como buen hombre en fuga salgo a un bosque deshabitado para correr con la mejor de mis camisetas, la de Phelan Mcdermid. Ellos son héroes sin cierre de seguridad y heroínas que no se rinden jamás.

Termino, hoy he vuelto a salir con los cicloturistas del Tenis, con Chechu, Dani, Iñaki y alguno más, llevaba mucho tiempo que no lo hacía. Me caen bien y voy muy a gusto con ellos. Hemos recordado cómo hicimos el reto de los 500 kilómetros alrededor de Navarra en un año tan complicado y lo bien que salió todo.

A veces mirar hacia adelante da miedo, la mañana de mañana no la veo muy azul, pero hoy, mirando hacia atrás veo que este año ha tenido buenos momentos también.

En fin, este cambio de hombre bala a hombre en fuga no me está sentando nada bien. Dice Juli, mi amiga a mil millas de aquí, que me deje llevar y lo hago, de verdad, pero no se muy bien hacia dónde voy. Sigo en un sinsentido diario. El viernes pasado salí a correr de madrugada, Baraibar me remató al mediodía con la bici y un correo bomba que recibí de trabajo hizo que volviera a salir por la noche a correr. ¿Para qué? Ni idea , soy un hombre en fuga, está claro.

Hay cambio de guardia en el circo, perfumes en el tocador y un bosque deshabitado para los dos.

Willow